El glifosato no es seguro, ni en pequeñas dosis



El glifosato es el ingrediente activo del herbicida más utilizado en el mundo, y su uso está asociado en gran medida a cultivos modificados genéticamente para ser resistentes a él.
Un número creciente de estudios científicos está demostrando que los residuos de glifosato están ahora en todas partes en el medio ambiente y pueden ser comunes en los alimentos.
Se encontraron niveles altos en los huevos y en la crema láctea siendo que estos productos de origen animal no se rocían directamente con glifosato, lo que indica que el químico está ingresando a la cadena alimenticia y se está acumulando en los tejidos de los animales, también conocido como bioacumulación. Si el glifosato se puede acumular en los animales que comemos, también debe acumularse en los seres humanos como lo confirma el hallazgo en la orina de los niños y en la leche materna.
Según el Dr. Anthony Samsel la bioacumulación de glifosato, por una mala incorporación a la estructura de la proteína, es desastrosa para la biología de todos los seres vivos. Este herbicida nunca debería haber sido permitido en el mercado.
En 2015, la Organización Mundial de la Salud, a través de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, clasificó al glifosato como un probable carcinógeno humano.
Pero quienes defienden a los cultivos transgénicos junto con sus herbicidas, afirman que la exposición a las dosis adecuadas de glifosato es segura para los seres humanos.

El argumento de que “la dosis hace al veneno”

Este argumento utilizado por los defensores de los herbicidas y algunos medios de comunicación patrocinados por las transnacionales de los agroquímicos, carece de rigor científico.
Estas son las razones por las que no hay un nivel seguro de residuos de herbicida con glifosato en nuestros alimentos o bebidas:
Los bebés y los niños pequeños no tienen la capacidad de desintoxicar las toxinas como los adultos, sus riñones e hígados aún no están desarrollados completamente.
Los Niveles de Ingesta Diaria Permitida de la EPA de exposición al glifosato fueron establecidos para un hombre de 80 kg, no para una madre embarazada, un bebé o un niño.
“Actualmente no hay una manera confiable de determinar la incidencia de exposición a pesticidas y enfermedades en niños estadounidenses”, según AAP.
El glifosato no se lava, ni se evapora, no se seca ni se cocina, y se demostró que se bioacumula en la médula ósea, los tendones y el tejido muscular.
El conocido estudio Seralini demostró que los niveles ultra bajos de herbicidas con glifosato causan enfermedad hepática no alcohólica.
Se demostró que niveles ultra bajos de glifosato son disruptores hormonales y endocrinos. Los cambios hormonales pueden provocar defectos de nacimiento, abortos espontáneos, enfermedades autoinmunes, cáncer y enfermedades mentales y crónicas.
Se demostró que el glifosato es crónicamente tóxico y causa daño a órganos y células. Las formulaciones definitivas de los herbicidas de glifosato demostraron ser extremadamente tóxicas, causando daños inmediatos a bajos niveles.
Se suelen ignorar los impactos crónicos en la salud, como las erupciones cutáneas, que pueden, años más tarde, dar lugar a linfoma no Hodgkin, especialmente en el caso de usuarios de bajos ingresos o que no hablan inglés y que dependen de su ocupación en la aplicación de pesticidas para sobrevivir.
La EPA admitió no tener ningún estudio animal a largo plazo con análisis de sangre sobre la formulación final de ningún herbicida de glifosato. La EPA no puede afirmar que la formulación final sea segura.
Para la aprobación de pesticidas y herbicidas, la EPA solo requiere estudios de seguridad, por parte del fabricante que se beneficia de las ventas, sobre el único ingrediente químico activo declarado, en este caso, el glifosato. El glifosato nunca se usa solo.
El principal fabricante, Monsanto, fue declarado culpable de todos los cargos por un jurado del Tribunal Supremo de San Francisco en el caso Johnson contra Monsanto. Esto incluyó culpable de “malicia y opresión”, lo que significa que los ejecutivos de la compañía sabían que sus productos de glifosato podían causar cáncer y suprimieron esta información al público.
Claramente, es hora de que los fabricantes de alimentos y bebidas tengan una tolerancia cero a los niveles de residuos de glifosato y de que la EPA y las agencias reguladoras de Estados Unidos dejen de ignorar la ciencia y revoquen la licencia de glifosato de inmediato.



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