Soya transgénica y violación de derechos humanos en Paraguay
3.- SOJA TRANSGÉNICA Y LA VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS EN PARAGUAY
Paraguay ocupa el sexto lugar en producción de soja transgénica y el cuarto como exportador a nivel mundial. Este ranking lo ha conseguido a costa del desalojo de poblaciones indígenas y rurales, la desaparición del trabajo rural, la destrucción de ecosistemas naturales y de la salud de los paraguayos.
El modelo con el que se produce la soya transgénica, es altamente concentradora de la tierra, pues incluye: siembra directa, agricultura de precisión, fumigaciones aéreas y soya con resistencia a glifosato. La inversión sólo se justifica si va a ser aplicada en grandes territorios, mientras la población rural y la agricultura campesina van reduciéndose cada día más, lo que afecta gravemente la soberanía alimentaria del país.
En Paraguay, el 2% de los propietarios acumula el 80% de las tierras. La soya abarca el 70% de la tierra cultivada. El IICA señala que el 87% de la superficie total cultivada con soja se encuentra en manos de medianos y grandes productores.
El uso intensivo de glifosato afecta a la salud de los paraguayos. Durante la zafra 2007-2008, en los cultivos de soja se usaron más de 21 millones de litros y más de 1.9 millones de kilogramos de agrotóxicos, entre otros el Glifosato (5.3 millones de litros), Paraquat (6.6 millones de litros), Endosulfán (3.2 millones de litros), Cipermetrina y Acefato (2 millones de litros). Toda esa cantidad de agrotóxicos llegan a las fuentes de agua y a las poblaciones cercanas a las plantaciones. Esto ha afectado gravemente la salud de la población que vive en las zonas de cercanas a las plantaciones de soja transgénica. Se han detectado decenas de casos de pérdidas de embarazos, malformaciones congénitas, trastornos gastrointestinales, así como el aumento de cáncer.
La expansión de la soya transgénica ha provocado la desaparición de ecosistemas naturales. Casi la tercera parte del territorio de la región oriental de Paraguay está cultivado con soja transgénica, y se planifica su expansión hacia la región occidental del Chaco), avanzando sobre territorios que son de reforma agraria. Una consecuencia de esta expansión es que entre 1991 y 2009, el país perdió más de 3, 2 millones de hectáreas de bosques nativos (15 % de la superficie total).
Esta tecnología es intensiva en tecnología, por lo que casi no requiere de mano de obra campesina. Por eso se habla de “agricultura sin agricultores”.
Además, hay una preocupante y creciente criminalización y judicialización de la protesta contra la expansión del cultivo de soja y el modelo agroexportador en general. Durante la última década se registra un aumento exponencial de los desalojos y desplazamientos violentos, las detenciones y el asesinato de quienes luchan por el acceso a la tierra y contra la expansión de este modelo depredador.
La Red por una América Latina Libre de Transgénicos pida que se lleve a cabo una investigación integral de los impactos de los cultivos transgénicos en Paraguay, que se suspenda la ampliación de la frontera agrícola, y que se hace una restauración integral de los afectados, y una recuperación la biodiversidad perdida.
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