Soya Transgénica nos Invade en América y los Gobiernos que hacen?
La Paz, septiembre 21 (GAIA Noticias) Miguel Ángel Crespo director de Productividad Biosfera y Medio Ambiente (PROBIOMA) mencionó que la elaboración de semillas transgénicas anula totalmente la originalidad y beneficios de un producto que por naturaleza tiene propiedades innatas que sirven para la alimentación del hombre.
En Bolivia la internación de este tipo de semillas, provocaría problemas inevitables de seguridad alimentaria, sociales y hasta de salud, señaló.
Crespo se refirió que Monsanto fue y será el protagonista de este conflicto y que esta empresa con el discurso de eliminar el hambre en el mundo reúnen a productores para venderles semillas transgénicas para que a la larga no puedan sobrevivir si no es con la producción de transgénicos porque la tierra solo sirve para eso.
La utilidad de la tierra, según Crespo, pierde como él la denomina el “servicio” porque al utilizar pesticidas consecutivamente se la acostumbra a sobrevivir solamente con esas sustancias y no con los nutrientes naturales de un suelo sano.
El director de PROBIOMA mencionó que desde que asumió el gobierno de Evo Morales la producción de soya transgénica estaba en un 40% sobre el total sembrado, actualmente estamos con un 85% y es porque no se tomaron medidas para poder frenar la comercialización de una semilla que no fue autorizada más que provisionalmente en el gobierno de Carlos Mesa, donde se firmó una resolución interministerial que autorizaba su comercialización por seis meses.
Crespo destacó que ya pasaron varios años después de esta firma, y esto llevó que se comercialicen 49 variedades de semilla de soya transgénica en Bolivia en desmedro de la semilla de soya convencional que era un cultivo que tenía muchas ventajas como para poder competir en el mercado internacional
En Bolivia se siembran alrededor de 180 mil hectáreas anuales de soya, es un elemento importante, según Crespo, porque Bolivia es uno de los pocos países que todavía tenía soya convencional y gracias a esta característica le hubiera permitido ser mas competitivo en el mercado internacional.
En Brasil existe una política mediante la cual solo el 60 por ciento de sus semillas son transgénicas y el 40 porciento es convencional. El experto se refiere que existe una política interna para copar los mercados, especialmente los europeos que exigen que los granos deben ser convencionales.
Ya no existe soya original en Bolivia, señala Crespo, antes existían dos categorías la soya orgánica y la convencional es decir, la primera desapareció y la segunda está presente solo un 15% por lo que la transgénica un 85%.
PROBIOMA promueve la producción de la soya responsable, es decir no transgénica pero que además trabaja con criterios de responsabilidad social y ambiental y en la que se incorpora el control biológico con muy poco uso de agroquímicos.
Los agroquímicos
Crespo explicó que con la soya transgénica disparó el uso de fungicidas y la convirtió en una semilla resistente al glifosato que es un herbicida que controla las malezas, y por eso el uso de herbicida se disparo un 400% e impacta fuertemente los suelos.
También se incremento el uso de fungicidas e insecticidas porque hay una fuerte afectación de chinches y ácaros que antes era considerada una plaga primaria pero ahora es una de las principales plagas.
Los suelos se vuelven mucho más débiles y se debilita la presencia de la micro fauna y flora.
Rescate de semillas convencionales
Crespo informó que PROBIOMA y otras organizaciones aliadas con pequeños productores del Mercosur están armando un catálogo para rescatar a todas las semillas convencionales que existan en Paraguay, Uruguay, Brasil, Bolivia y Argentina.
Sin embargo el experto dijo que al pedir a los representantes del Uruguay que les envíen una lista con las semillas de su país, les respondieron que no encontraron ninguna que fuera convencional porque todas fueron manipuladas genéticamente por la empresa Monsanto que introdujo sus semillas a este país.
Crespo mencionó que perdieron la soberanía alimentaria y perdieron el control sobre ese recurso genético que tenia (soya), aunque no era propio del Uruguay; lo mismo ocurrió en la Argentina y en Paraguay: Podría pasar lo mismo en nuestro país si no se toman medidas.
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