Los transgénicos en Colombia
En la última década Colombia ha profundizado la crisis del sector agropecuario, y ha generado la importación de productos subsidiados, principalmente provenientes de Estados Unidos. Es así, como el país para el año 2006 importó sin ningún control más de dos millones de toneladas de maíz y el 85% de la soya, gran parte de estos son productos transgénicos provenientes de Estados Unidos y Argentina.
El gobierno expidió el Decreto 4525/2005, que reglamenta el Protocolo de Cartagena sobre bioseguridad, esta norma en realidad es una herramienta para introducir cultivos y alimentos transgénicos en el país. En febrero de 2007 se autorizó la siembra de tres tipos de maíz transgénico, esta decisión se tomó sin haber realizado estudios completos de bioseguridad que demuestren la seguridad y conveniencia para el país.
Introducir maíz transgénico en Colombia es crítico, porque inevitablemente sería contaminada y erosionada la enorme diversidad de este cultivo que ha sido conservada y utilizada ancestralmente por los campesinos e indígenas del país, quienes serían los más afectados, porque el maíz es uno de los productos básicos de la alimentación de los colombianos.
En muchas regiones del país las organizaciones indígenas, negras y campesinas están construyendo estrategias, acciones de defensa de las semillas criollas y en contra de las semillas y alimentos transgénicos. Este es el caso del pueblo Zenú, quien posee una fuerte cultura del maíz y en octubre de 2005 declaró su resguardo indígena de San Andrés de Sotavento “territorio libre de transgénicos”.
El gobierno expidió el Decreto 4525/2005, que reglamenta el Protocolo de Cartagena sobre bioseguridad, esta norma en realidad es una herramienta para introducir cultivos y alimentos transgénicos en el país. En febrero de 2007 se autorizó la siembra de tres tipos de maíz transgénico, esta decisión se tomó sin haber realizado estudios completos de bioseguridad que demuestren la seguridad y conveniencia para el país.
Introducir maíz transgénico en Colombia es crítico, porque inevitablemente sería contaminada y erosionada la enorme diversidad de este cultivo que ha sido conservada y utilizada ancestralmente por los campesinos e indígenas del país, quienes serían los más afectados, porque el maíz es uno de los productos básicos de la alimentación de los colombianos.
En muchas regiones del país las organizaciones indígenas, negras y campesinas están construyendo estrategias, acciones de defensa de las semillas criollas y en contra de las semillas y alimentos transgénicos. Este es el caso del pueblo Zenú, quien posee una fuerte cultura del maíz y en octubre de 2005 declaró su resguardo indígena de San Andrés de Sotavento “territorio libre de transgénicos”.
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