El proceso de fabricación de etanol en Colombia
GERENTE visitó la planta de etanol que el ingenio Manuelita, el segundo más grande del país, construyó a 5 kilómetros de Palmira, en el Valle del Cauca. Las tierras que en algún momento inspiraron al escritor Jorge Isaacs para narrar su novela La María, hoy forman parte de uno de los ingenios azucareros más importantes de Colombia: Manuelita S.A.. Eran tiempos en los que la caña de azúcar se limitaba a darle sabor a los alimentos, producir uno que otro ungüento casero por cuenta de sabidurías heredadas, y adornar los valles que rodean el río Cauca. Pero el valor que la historia le ha dado a las tierras vallecaucanas no se limita a la obra de Isaacs. En aquellos tiempos de reforma agraria, cuando el ex presidente Carlos Lleras Restrepo le dio una mano a los agricultores de caña de azúcar en ese departamento del país con capacitación y herramientas de productividad, los trabajadores de la tierra vieron en esas espigadas plantas de hasta cuatro metros de altura la gran oportunidad de su vida. La consigna para ese momento era sacarle el mayor provecho a uno de los frutos de la tierra con mayor potencial productivo en Colombia. Y sí que lo han hecho; la industria dedicada a explotar la planta dulce procesa más de dos millones 400 mil toneladas de azúcar al año y cuenta con los mejores índices de productividad en el mundo, al hacer rendir 13 toneladas de caña por hectárea al año. Así mismo, para el departamento del Valle del Cauca las exportaciones de azúcar representan el 70% del volumen total exportado por el país, que en valor supera los US$250 millones por año. Y hasta sobra caña para generar cerca de un millón de litros diarios de etanol o alcohol carburante, negocio que ha llevado a los ingenios más robustos de Colombia a invertir considerables sumas en la construcción de
destilerías. Los 80 millones de dólares invertidos entre los ingenios Incauca, Providencia, Mayagüez, Manuelita y Risaralda para la construcción de destilerías, dan fe del esfuerzo financiero de esas empresas.Sólo Manuelita, la segunda empresa productora de azúcar en Colombia, se ha sacado del bolsillo $24 millones de dólares, cifra que ha llevado a la compañía a llenar sus carrotanques con 250 mil litros de etanol diarios, abasteciendo el 13,4% del total de la demanda de alcohol carburante interna del país. Pero el acelerado crecimiento que ha tenido la demanda interna de etanol corre por cuenta del gobierno, pues el total de la producción local no alcanza a cubrir su demanda. Según la Ley de Oxígeno (Ley 693 del 2001), las ciudades con más de 500 mil habitantes están obligadas a mezclar 10% de alcohol carburante con gasolina, medida que va de la mano con la exigencia de esa ley a las empresas de atender en primera instancia toda la demanda local, para luego ingresar a los mercados externos. Momento que las destiladoras esperan con ansia, pues el precio internacional del etanol se cotiza más alto por fuera que en Colombia. Por eso Manuelita mueve también sus inversiones en Perú y Brasil. En este último país el ingenio vallecaucano tiene una participación accionaria en la empresa Vale do Paraná, que construye un molino de producción de etanol en Suzanapolis, en el estado de Sao Paulo. Del Azúcar al Combustible Luego de haber iniciado operaciones en marzo pasado, la planta de alcohol carburante del Ingenio Manuelita espera consolidarse como una de las más modernas de la región. Jorge Casas, jefe de la planta de alcohol carburante de ese ingenio vallecaucano recuerda que para poner a funcionar esa ciudad de hierro tuvo que visitar varias plantas alrededor del orbe. "Estuvimos en Brasil (el mayor productor de etanol en el mundo), Estados Unidos, Tailandia, India y Australia.
La idea del viaje era conocer la experiencia de compañías que habían desarrollado proyectos que nos llamaban la atención", explica el ingeniero químico. Para obtener etanol a partir del uso de la caña de azúcar, el primer paso es la molienda de la caña, proceso que también se lleva a cabo para procesar azúcar. Se extrae el jugo que después se recolecta en tanques; en el recorrido de la caña por el molino se agrega agua para instaurar los jugos, y de paso maximizar la extracción de sacarosa que contiene el material fibroso. Mientras tanto, el bagazo que sobra de la molienda es llevado a las calderas como combustible. Luego los azúcares fermentables dentro del jugo se transforman en alcohol etílico y gas carbónico. Después se separan los vinos provenientes de la fermentación con el etanol. Dentro de este procedimiento también se extrae la vinaza, que es un fluido sobrante de la destilación de los azúcares y requiere de gran cuidado en su tratamiento, pues es altamente contaminante. Después de haber concluido los procesos de fermentación y destilación, viene la deshidratación, donde se combinan diferentes tipos de vapores con el derivado proveniente del alcohol. Luego de haber hecho la mezcla, ésta pasa por medio de tubos al centro de distribución. "La planta cuenta con una estación que surte camiones que luego harán la mezcla de 10% de etanol con 90% de gasolina. Este proceso tarda 18 minutos por cada camión, contando con la posibilidad de abastecer dos vehículos a la vez", señala Casas. La planta de Manuelita, ubicada a 5 kilómetros de la ciudad de Palmira, cuenta con un inventario de 10 días, tiempo suficiente para resolver cualquier inconveniente industrial. Sin embargo las anomalías en esa moderna estructura no son frecuentes. En la planta no se ven casi empleados, pues genera 50 empleos directos y 250 indirectos. Casi la totalidad de la estación está controlada por computadores, que a la vez están asistidos con
sistemas de contingencia y plantas eléctricas, que evitan cualquier corte en el suministro de luz. A pesar de encontrarse lejos de alcanzar los niveles de volumen de producción que logran otros países en el mundo, Colombia ha hecho el esfuerzo por incentivar el buen uso de procesos industriales que puedan generar daño al medio ambiente. En ese sentido las destiladoras criollas figuran como un ejemplo en la región, pues el alcohol carburante no sólo debe ser concebido como una alternativa de negocio para los ingenios más robustos, sino que debe ser contemplado como una opción en combustión y una solución para purificar el aire. Fuente: www.gerente.comhttp://www.gerente.com/index2.html
destilerías. Los 80 millones de dólares invertidos entre los ingenios Incauca, Providencia, Mayagüez, Manuelita y Risaralda para la construcción de destilerías, dan fe del esfuerzo financiero de esas empresas.Sólo Manuelita, la segunda empresa productora de azúcar en Colombia, se ha sacado del bolsillo $24 millones de dólares, cifra que ha llevado a la compañía a llenar sus carrotanques con 250 mil litros de etanol diarios, abasteciendo el 13,4% del total de la demanda de alcohol carburante interna del país. Pero el acelerado crecimiento que ha tenido la demanda interna de etanol corre por cuenta del gobierno, pues el total de la producción local no alcanza a cubrir su demanda. Según la Ley de Oxígeno (Ley 693 del 2001), las ciudades con más de 500 mil habitantes están obligadas a mezclar 10% de alcohol carburante con gasolina, medida que va de la mano con la exigencia de esa ley a las empresas de atender en primera instancia toda la demanda local, para luego ingresar a los mercados externos. Momento que las destiladoras esperan con ansia, pues el precio internacional del etanol se cotiza más alto por fuera que en Colombia. Por eso Manuelita mueve también sus inversiones en Perú y Brasil. En este último país el ingenio vallecaucano tiene una participación accionaria en la empresa Vale do Paraná, que construye un molino de producción de etanol en Suzanapolis, en el estado de Sao Paulo. Del Azúcar al Combustible Luego de haber iniciado operaciones en marzo pasado, la planta de alcohol carburante del Ingenio Manuelita espera consolidarse como una de las más modernas de la región. Jorge Casas, jefe de la planta de alcohol carburante de ese ingenio vallecaucano recuerda que para poner a funcionar esa ciudad de hierro tuvo que visitar varias plantas alrededor del orbe. "Estuvimos en Brasil (el mayor productor de etanol en el mundo), Estados Unidos, Tailandia, India y Australia.
La idea del viaje era conocer la experiencia de compañías que habían desarrollado proyectos que nos llamaban la atención", explica el ingeniero químico. Para obtener etanol a partir del uso de la caña de azúcar, el primer paso es la molienda de la caña, proceso que también se lleva a cabo para procesar azúcar. Se extrae el jugo que después se recolecta en tanques; en el recorrido de la caña por el molino se agrega agua para instaurar los jugos, y de paso maximizar la extracción de sacarosa que contiene el material fibroso. Mientras tanto, el bagazo que sobra de la molienda es llevado a las calderas como combustible. Luego los azúcares fermentables dentro del jugo se transforman en alcohol etílico y gas carbónico. Después se separan los vinos provenientes de la fermentación con el etanol. Dentro de este procedimiento también se extrae la vinaza, que es un fluido sobrante de la destilación de los azúcares y requiere de gran cuidado en su tratamiento, pues es altamente contaminante. Después de haber concluido los procesos de fermentación y destilación, viene la deshidratación, donde se combinan diferentes tipos de vapores con el derivado proveniente del alcohol. Luego de haber hecho la mezcla, ésta pasa por medio de tubos al centro de distribución. "La planta cuenta con una estación que surte camiones que luego harán la mezcla de 10% de etanol con 90% de gasolina. Este proceso tarda 18 minutos por cada camión, contando con la posibilidad de abastecer dos vehículos a la vez", señala Casas. La planta de Manuelita, ubicada a 5 kilómetros de la ciudad de Palmira, cuenta con un inventario de 10 días, tiempo suficiente para resolver cualquier inconveniente industrial. Sin embargo las anomalías en esa moderna estructura no son frecuentes. En la planta no se ven casi empleados, pues genera 50 empleos directos y 250 indirectos. Casi la totalidad de la estación está controlada por computadores, que a la vez están asistidos con
sistemas de contingencia y plantas eléctricas, que evitan cualquier corte en el suministro de luz. A pesar de encontrarse lejos de alcanzar los niveles de volumen de producción que logran otros países en el mundo, Colombia ha hecho el esfuerzo por incentivar el buen uso de procesos industriales que puedan generar daño al medio ambiente. En ese sentido las destiladoras criollas figuran como un ejemplo en la región, pues el alcohol carburante no sólo debe ser concebido como una alternativa de negocio para los ingenios más robustos, sino que debe ser contemplado como una opción en combustión y una solución para purificar el aire. Fuente: www.gerente.comhttp://www.gerente.com/index2.html
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