Más movilizaciones y más garrote para quienes se movilizan en Colombia
Cuantas movilizaciones
más necesita esta sociedad para entender que el problema de hoy es estructural
y requiere soluciones de fondo?
Por: Mauricio García A.
Los Campesinos, más no sus
representantes gremiales, se han movilizado por sectores: lecheros, paneleros,
cafeteros, paperos, algodoneros etc. Se movilizaron luego conjuntamente
provocando la solidaridad de la mayor parte de la población colombiana. Y hoy
se movilizan los indígenas, aunque no es la primera vez.
Dirá el señor Presidente, su Ministro
de Defensa y su séquito Uribista que: ¡es toda una cofradía de la izquierda y
las FARC para provocar el caos nacional, a lo cual el gobierno no cederá un milímetro!
Y es así como vemos a la fuerza pública ensañarse con estas gentes del campo
para impedir que bloqueen las vías y puedan difundir sus problemas y propuestas
en los medios masivos de comunicación, que solo cubren las noticias cuando ya
no se puede ocultar el problema.
Desde el 12 de octubre miles de
indígenas se volcaron a las vías con su consigna centenaria: tierra, territorio
y cultura. No se cansan de exigir sus derechos. Y es que no es para menos, más
de 500 años resistiendo tienen que servir para algo.
Pero todo este caos de
movilizaciones campesinas e indígenas, que no afro (negros dirán otros), no se
pueden ver de manera aislada, como se pretende hacer ver por el gobierno y
muchos sectores campesinos e indígenas. Los paperos creen que si les compran la
papa se va a resolver el problema, al igual que los lecheros. Este problema es
estructural y toca a toda la sociedad colombiana. Me atrevo a decir sin ser
experto en la materia que es el coletazo de una crisis global generada por el
neoliberalismo. Y valdría preguntar a los expertos si en otros países ya se dio
el fenómeno y cuales han sido sus efectos. Si se resolvieron o están latentes
los problemas que los originan.
Algunos de los problemas estructurales:
1. Privatización de los bienes comunes por
parte de empresas transnacionales: agua, tierra, semillas, alimentos y conocimientos,
bienes comunes que están siendo objeto del acaparamiento global por parte de
grandes empresas transnacionales que quieren controlar el mercado de estos, que
afectan directamente a las comunidades rurales, poseedoras y guardianas indiscutibles
hasta hace poco de ellos y las han acorralado por medio de leyes que las
expropian y las expulsan de sus territorios. En este caso los centros de poder
han acomodado la frase: el interés público está por encima del particular, pero a nombre de las transnacionales y no de las
comunidades. Es así como llegan las empresas mineras, hidroeléctricas,
agroindustrias, transgénicos, etc, etc. etc. a los territorios y se instalan en
nombre de la democracia y por el desarrollo.
2. Ciudadanos desposeídos, acríticos y
enajenados: en las ciudades y el campo se ha conjugado una serie de
situaciones para que gran parte de la población, especialmente los jóvenes
crezcan, se eduquen sin identidad, sin apego a la tierra, sin futuro. El “no
nacimos p´semilla”, es aún vigente. Grandes masas de población desposeída de
sus tierras, territorios e identidad son desplazadas hacia los centros urbanos
a una situación de no futuro, pero es que ya lo han perdido en su terruño y la ciudad
se convierte en el último refugio, la última alternativa, donde se puede vivir,
o mejor sobrevivir, con el dinero aunque no se trabaje.
3. Democracias cuestionables: el sentido
del gobierno en manos del pueblo sigue siendo una utopía, hasta el punto de
poderse pensar como no viable. Y más aún en un mundo globalizado, donde el
poder de las transnacionales es tal que ya no importa su ubicación, ni forma.
Pareciera que el poder de las transnacionales se ha instalado en cada una de
las personas, especialmente citadinos, a quienes se les hace imposible la vida
sin tecnología, la naturaleza les asusta y el dinero es su única forma de
relacionarse con el mundo. Cuándo podremos votar por la elección de gobernantes
de Estados Unidos o Europa? O por los directivos de una empresa transnacional
que contrala el mercado de alimentos o las semillas? Si estas cosas no son
posibles para que seguimos hablando de democracia?
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