Disminución del área de cultivos transgénicos a nivel mundial
RED POR UNA AMÉRICA LATINA
LIBRE DE TRANSGÉNICOS
BOLETÍN 649
LA SUPERFICIE GLOBAL DE TRANSGÉNICOS CULTIVADOS DISMINUYE POR PRIMERA VEZ
DESDE QUE COMENZÓ SU COMERCIALIZACIÓN
Desde que comenzaron a comercializarse en 1996, la superficie cultivada
con transgénicos había crecido de forma constante en todo el mundo. Ya no.
El ISAAA, una organización financiada, entre otros, por las grandes
empresas biotecnológicas, publica todos los años un informe en el que
refleja las superficies cultivadas con cultivos transgénicos a nivel
global. Normalmente este informe se publica en enero, así que este año
resultaba extraño haber llegado a abril sin que apareciera. Finalmente, ha
sido publicado con sorprendentes noticias: aunque desde su
comercialización la adopción de estos cultivos había aumentado todos los
años, en 2015 por primera vez ha bajado. Aunque esta bajada no ha sido muy
fuerte (un 1%), representa un freno a la tendencia histórica que había
habido en este mercado.
Un año más, además, este informe refleja cual es la verdadera situación de
los cultivos transgénicos en el mundo: grandes superficies de monocultivo
destinadas al mercado de la exportación (fundamentalmente para
alimentación animal y producción de biocombustibles), y centradas en dos
rasgos: producción de insecticidas (lo que en el informe llaman
"resistencia a insectos") y tolerancia a los herbicidas, fundamentalmente
glifosato.
Por otra parte, el ISAAA aprovecha para culpar a las regulaciones sobre
los cultivos transgénicos (que están muy lejos de ser perfectas) de la
falta de expansión de estos cultivos. Incluso en los casos más estrictos,
es la propia empresa (y no un laboratorio gubernamental ni un laboratorio
independiente) quien realiza los propios ensayos para comparar la variedad
transgénica con su equivalente no transgénico; puesto que el proceso
necesario para obtener un transgénico puede dar lugar a cambios
impredecibles (algunos de los cuales pueden detectarse durante el proceso
de evaluación, y otros que no), abogar por la eliminación de estos
controles para favorecer la expansión de un sector supone, literalmente,
poner los intereses económicos de las empresas por delante de la salud
pública y el medio ambiente.
A continuación se hace in análisis más detallado:
Más de tres cuartos de la superficie total a nivel global se concentran
en tres países: Estados Unidos, Brasil y Argentina. Y la mayoría de los
usos agrícolas de los transgénicos giran en torno a tan sólo cuatro
cultivos: maíz, soja, algodón y colza. En muchos casos, más del 90 por
ciento de esas cuatro especies en esos tres países, así como en otros
grandes productores como Canadá, India y China ya son transgénicos, lo
que deja poco espacio para la expansión.
Los esfuerzos para expandir su uso a otros cultivos y países se han visto
frenados por la oposición por parte de los consumidores y grupos
ecologistas, barreras regulatorias y, en algunos casos, objeciones
científicas.
La fuerte regulación de los cultivos transgénicos continúa siendo la
principal barrera para su adopción, según el resumen ejecutivo del informe
de esta organización sin ánimo de lucro, conocida como el "Servicio
Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas"
(ISAAA).
La organización dice que su misión es ayudar a los pequeños productores de
países en desarrollo a aprovechar la biotecnología que, mantiene, puede
aumentar los ingresos de los agricultores y reducir el uso de pesticidas
de síntesis. Su financiación proviene de varias fundaciones, empresas,
organizaciones de comercio y gobiernos, entre ellas Monsanto y el gobierno
estadounidense.
Aun así, las estimaciones de superficie cultivada anuales son citadas muy
a menudo, a veces incluso por los críticos de esta biotecnología.
Las conclusiones en cuanto a políticas a las que llega este grupo son una
cuestión diferente. Bill Freese, analista de políticas científicas del
Center for Food Safety, generalmente en contra del cultivo de
transgénicos, dijo que los informes de la organización "son puras
exageraciones".
La ralentización del crecimiento de la agrobiotecnología ha contribuido a
la consolidación del sector, con la fusión de DuPont y Dow y la
adquisición de Syngenta por parte de China National Chemical Corporation.
También está detrás de los intentos de Monsanto de diversificarse, entre
otras cosas mediante un infructuoso intento de compra de Syngenta el año
pasado.
En general, la superficie cultivada con semillas transgénicas en 2015 cayó
un 1 por ciento a nivel global hasta los 179,68 millones de hectáreas,
desde una superficie de 181,50 millones de hectáreas en 2014. Según el
informe, estos cultivos se utilizaron en 28 países por hasta 18 millones
de agricultores, la mayoría pequeños productores de países en desarrollo.
Según los críticos, a pesar de la expansión durante las últimas dos
décadas, los cultivos transgénicos siguen suponiendo una pequeña fracción
de la superficie agrícola global y son cultivados por un pequeño
porcentaje de los agricultores del planeta.
El valor de las semillas fue de 15.300 millones de dólares en 2015, una
bajada respecto a los 15.700 millones de 2014. Esto representa el 34 por
ciento del mercado global de semillas, según el informe.
La mayoría de los cultivos modificados genéticamente contienen genes
procedentes de bacterias, que los hacen resistentes a ciertos insectos o
tolerantes al Roundup y otros herbicidas. Esta tolerancia a los herbicidas
permite a los agricultores utilizar estos químicos para matar las malas
hierbas sin dañar el cultivo.
Estos cultivos tuvieron una rápida adopción desde que comenzaron a
comercializarse en 1996, especialmente en Estados Unidos. La superficie
global creció año tras años, varios años en dos cifras, hasta que en los
últimos dos o tres años este crecimiento se ha ralentizado.
Estados Unidos continuaba siendo en 2015 el principal productor de este
tipo de cultivos, con una superficie de 70.90 millones de hectáreas, 2,19
millones de hectáreas menos que en 2014. Este descenso se ha visto
contrarrestado fundamentalmente por el aumento de 2,02 millones de
hectáreas en Brasil, que ha llegado a los 44,19 millones de hectáreas. La
superficie en Argentina, el tercer mayor productor, aumento a un 1 por
ciento, unos 24,48 millones de hectáreas.
En India, cuyo único cultivo transgénico es el algodón, la superficie se
mantuvo en unos 11,61 millones de hectáreas, mientras que en Canadá
disminuyó en torno a un 5 por ciento hasta los 11 millones de hectáreas
debido al descenso general del cultivo de colza, según el informe.
L. Val Giddings, un defensor de los cultivos transgénicos, declaró que
este pequeño descenso anual era un signo de un mercado maduro.
No me sorprende en absoluto esta ligera evidencia de ciclos habituales en
agricultura, dijo el Dr. Giddings, miembro sénior de la Information
Technology and Innovation Foundation, una organización de Washington que
defiende políticas que permitan la innovación.
Los intentos de introducir nuevos rasgos y cultivos han tardado en
afianzarse.
En Estados Unidos, desde el año 2014 se han aprobado dos cultivos
transgénicos nuevos: manzanas que no sufren pardeamiento al ser cortadas y
patatas que producen menores cantidades de un producto químico cancerígeno
al freirse. Pero, como respuesta a l os activistas, algunas empresas
alimentarias como McDonald's, Wendy's y Gerber han declarado no tener
intención de utilizar ninguno de esos productos.
El desarrollo de esos mercados será gradual, y en 2015 sólo se han
cultivado unas 161 hectáreas de las patatas y 6 hectáreas de las manzanas,
dice el informe.
Ahora que Vermont va a requerir el etiquetado de alimentos que contengan
ingredientes modificados genéticamente, algunas grandes empresas
alimentarias como Campbell, General Mills y Mars han declarado que
empezarán a implementar este etiquetado en sus productos a nivel nacional.
Del Monte Foods ha ido más allá, declarando que eliminará los ingredientes
transgénicos de muchos de sus productos.
En China e India, los productores han adoptado de forma generalizada el
algodón diseñado para ser resistente a insectos, pero los intentos de
expandir estos usos de la biotecnología a los cultivos alimentarios no han
tenido éxito. China ha investigado durante mucho tiempo cómo desarrollar
sus propias versiones de maíz y arroz modificados genéticamente, pero su
uso comercial aún no ha sido aprobado.
En India, el gobierno impuso en 2010 una moratoria sobre el cultivo
comercial de brinjal (un tipo de berenjena) resistente a insectos.
Recientemente, el gobierno ha declarado que reducirá las tasas que
Monsanto y su socio local pueden cobrar a las empresas algodoneras por sus
genes patentados, lo que ha llevado a Monsanto a amenazar con reevaluar
sus negocios en el país.
Europa continúa siendo el centro de la oposición a estos cultivos. El
cultivo en la Unión Europea cayó en un 18 por ciento hasta unos 1,2
millones de hectáreas, prácticamente todo ello maíz resistente a insectos
producido en España.
Según el informe, la superficie global podría expandirse si se adoptase en
China el maíz modificado genéticamente, así como en otras partes de Asia y
África. Vietnam comenzó a cultivar comercialmente este maíz en 2015. El
informe declaró también que había 85 productos potenciales en fase de
ensayo, entre ellos maíz tolerante a la sequía y caupí (un tipo de fréjol)
resistente a plagas para África.
Fuente:
Observatorio de OGM de Ecologistas en Acción
http://www.observatorio-omg.org/blog/la-superficie-global-de-transg%C3%A9nicos-cultivados-disminuye-por-primera-vez-desde-que-comenz%C3%B3-su
LIBRE DE TRANSGÉNICOS
BOLETÍN 649
LA SUPERFICIE GLOBAL DE TRANSGÉNICOS CULTIVADOS DISMINUYE POR PRIMERA VEZ
DESDE QUE COMENZÓ SU COMERCIALIZACIÓN
Desde que comenzaron a comercializarse en 1996, la superficie cultivada
con transgénicos había crecido de forma constante en todo el mundo. Ya no.
El ISAAA, una organización financiada, entre otros, por las grandes
empresas biotecnológicas, publica todos los años un informe en el que
refleja las superficies cultivadas con cultivos transgénicos a nivel
global. Normalmente este informe se publica en enero, así que este año
resultaba extraño haber llegado a abril sin que apareciera. Finalmente, ha
sido publicado con sorprendentes noticias: aunque desde su
comercialización la adopción de estos cultivos había aumentado todos los
años, en 2015 por primera vez ha bajado. Aunque esta bajada no ha sido muy
fuerte (un 1%), representa un freno a la tendencia histórica que había
habido en este mercado.
Un año más, además, este informe refleja cual es la verdadera situación de
los cultivos transgénicos en el mundo: grandes superficies de monocultivo
destinadas al mercado de la exportación (fundamentalmente para
alimentación animal y producción de biocombustibles), y centradas en dos
rasgos: producción de insecticidas (lo que en el informe llaman
"resistencia a insectos") y tolerancia a los herbicidas, fundamentalmente
glifosato.
Por otra parte, el ISAAA aprovecha para culpar a las regulaciones sobre
los cultivos transgénicos (que están muy lejos de ser perfectas) de la
falta de expansión de estos cultivos. Incluso en los casos más estrictos,
es la propia empresa (y no un laboratorio gubernamental ni un laboratorio
independiente) quien realiza los propios ensayos para comparar la variedad
transgénica con su equivalente no transgénico; puesto que el proceso
necesario para obtener un transgénico puede dar lugar a cambios
impredecibles (algunos de los cuales pueden detectarse durante el proceso
de evaluación, y otros que no), abogar por la eliminación de estos
controles para favorecer la expansión de un sector supone, literalmente,
poner los intereses económicos de las empresas por delante de la salud
pública y el medio ambiente.
A continuación se hace in análisis más detallado:
Más de tres cuartos de la superficie total a nivel global se concentran
en tres países: Estados Unidos, Brasil y Argentina. Y la mayoría de los
usos agrícolas de los transgénicos giran en torno a tan sólo cuatro
cultivos: maíz, soja, algodón y colza. En muchos casos, más del 90 por
ciento de esas cuatro especies en esos tres países, así como en otros
grandes productores como Canadá, India y China ya son transgénicos, lo
que deja poco espacio para la expansión.
Los esfuerzos para expandir su uso a otros cultivos y países se han visto
frenados por la oposición por parte de los consumidores y grupos
ecologistas, barreras regulatorias y, en algunos casos, objeciones
científicas.
La fuerte regulación de los cultivos transgénicos continúa siendo la
principal barrera para su adopción, según el resumen ejecutivo del informe
de esta organización sin ánimo de lucro, conocida como el "Servicio
Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas"
(ISAAA).
La organización dice que su misión es ayudar a los pequeños productores de
países en desarrollo a aprovechar la biotecnología que, mantiene, puede
aumentar los ingresos de los agricultores y reducir el uso de pesticidas
de síntesis. Su financiación proviene de varias fundaciones, empresas,
organizaciones de comercio y gobiernos, entre ellas Monsanto y el gobierno
estadounidense.
Aun así, las estimaciones de superficie cultivada anuales son citadas muy
a menudo, a veces incluso por los críticos de esta biotecnología.
Las conclusiones en cuanto a políticas a las que llega este grupo son una
cuestión diferente. Bill Freese, analista de políticas científicas del
Center for Food Safety, generalmente en contra del cultivo de
transgénicos, dijo que los informes de la organización "son puras
exageraciones".
La ralentización del crecimiento de la agrobiotecnología ha contribuido a
la consolidación del sector, con la fusión de DuPont y Dow y la
adquisición de Syngenta por parte de China National Chemical Corporation.
También está detrás de los intentos de Monsanto de diversificarse, entre
otras cosas mediante un infructuoso intento de compra de Syngenta el año
pasado.
En general, la superficie cultivada con semillas transgénicas en 2015 cayó
un 1 por ciento a nivel global hasta los 179,68 millones de hectáreas,
desde una superficie de 181,50 millones de hectáreas en 2014. Según el
informe, estos cultivos se utilizaron en 28 países por hasta 18 millones
de agricultores, la mayoría pequeños productores de países en desarrollo.
Según los críticos, a pesar de la expansión durante las últimas dos
décadas, los cultivos transgénicos siguen suponiendo una pequeña fracción
de la superficie agrícola global y son cultivados por un pequeño
porcentaje de los agricultores del planeta.
El valor de las semillas fue de 15.300 millones de dólares en 2015, una
bajada respecto a los 15.700 millones de 2014. Esto representa el 34 por
ciento del mercado global de semillas, según el informe.
La mayoría de los cultivos modificados genéticamente contienen genes
procedentes de bacterias, que los hacen resistentes a ciertos insectos o
tolerantes al Roundup y otros herbicidas. Esta tolerancia a los herbicidas
permite a los agricultores utilizar estos químicos para matar las malas
hierbas sin dañar el cultivo.
Estos cultivos tuvieron una rápida adopción desde que comenzaron a
comercializarse en 1996, especialmente en Estados Unidos. La superficie
global creció año tras años, varios años en dos cifras, hasta que en los
últimos dos o tres años este crecimiento se ha ralentizado.
Estados Unidos continuaba siendo en 2015 el principal productor de este
tipo de cultivos, con una superficie de 70.90 millones de hectáreas, 2,19
millones de hectáreas menos que en 2014. Este descenso se ha visto
contrarrestado fundamentalmente por el aumento de 2,02 millones de
hectáreas en Brasil, que ha llegado a los 44,19 millones de hectáreas. La
superficie en Argentina, el tercer mayor productor, aumento a un 1 por
ciento, unos 24,48 millones de hectáreas.
En India, cuyo único cultivo transgénico es el algodón, la superficie se
mantuvo en unos 11,61 millones de hectáreas, mientras que en Canadá
disminuyó en torno a un 5 por ciento hasta los 11 millones de hectáreas
debido al descenso general del cultivo de colza, según el informe.
L. Val Giddings, un defensor de los cultivos transgénicos, declaró que
este pequeño descenso anual era un signo de un mercado maduro.
No me sorprende en absoluto esta ligera evidencia de ciclos habituales en
agricultura, dijo el Dr. Giddings, miembro sénior de la Information
Technology and Innovation Foundation, una organización de Washington que
defiende políticas que permitan la innovación.
Los intentos de introducir nuevos rasgos y cultivos han tardado en
afianzarse.
En Estados Unidos, desde el año 2014 se han aprobado dos cultivos
transgénicos nuevos: manzanas que no sufren pardeamiento al ser cortadas y
patatas que producen menores cantidades de un producto químico cancerígeno
al freirse. Pero, como respuesta a l os activistas, algunas empresas
alimentarias como McDonald's, Wendy's y Gerber han declarado no tener
intención de utilizar ninguno de esos productos.
El desarrollo de esos mercados será gradual, y en 2015 sólo se han
cultivado unas 161 hectáreas de las patatas y 6 hectáreas de las manzanas,
dice el informe.
Ahora que Vermont va a requerir el etiquetado de alimentos que contengan
ingredientes modificados genéticamente, algunas grandes empresas
alimentarias como Campbell, General Mills y Mars han declarado que
empezarán a implementar este etiquetado en sus productos a nivel nacional.
Del Monte Foods ha ido más allá, declarando que eliminará los ingredientes
transgénicos de muchos de sus productos.
En China e India, los productores han adoptado de forma generalizada el
algodón diseñado para ser resistente a insectos, pero los intentos de
expandir estos usos de la biotecnología a los cultivos alimentarios no han
tenido éxito. China ha investigado durante mucho tiempo cómo desarrollar
sus propias versiones de maíz y arroz modificados genéticamente, pero su
uso comercial aún no ha sido aprobado.
En India, el gobierno impuso en 2010 una moratoria sobre el cultivo
comercial de brinjal (un tipo de berenjena) resistente a insectos.
Recientemente, el gobierno ha declarado que reducirá las tasas que
Monsanto y su socio local pueden cobrar a las empresas algodoneras por sus
genes patentados, lo que ha llevado a Monsanto a amenazar con reevaluar
sus negocios en el país.
Europa continúa siendo el centro de la oposición a estos cultivos. El
cultivo en la Unión Europea cayó en un 18 por ciento hasta unos 1,2
millones de hectáreas, prácticamente todo ello maíz resistente a insectos
producido en España.
Según el informe, la superficie global podría expandirse si se adoptase en
China el maíz modificado genéticamente, así como en otras partes de Asia y
África. Vietnam comenzó a cultivar comercialmente este maíz en 2015. El
informe declaró también que había 85 productos potenciales en fase de
ensayo, entre ellos maíz tolerante a la sequía y caupí (un tipo de fréjol)
resistente a plagas para África.
Fuente:
Observatorio de OGM de Ecologistas en Acción
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