El calabacín que guía a Mallén - Zaragoza, España
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Un iniciativa de un joven agricultor y el apoyo de la Red de Semillas de Aragón han hecho que el cultivo de esta hortaliza autóctona resurja y se vuelva a consumir.
Alejandro Royo
17 de agosto de 2017
Los agricultores Francisco Lamata y Rubén Pérez, con el calabacín de guías autóctono de Mallén (Zaragoza).A. R.
Su piel blanca y más suave que la del calabacín verde es una de las principales características del calabacín de guías de Mallén. Se trata de una variedad autóctona de este tipo de hortaliza que desde siempre se ha cultivado en los campos del entorno de la localidad zaragozana y que a punto ha estado de perderse frente al empuje de las variedades híbridas de calabacín que, paulatinamente, fueron sustituyendo a las tradicionales.
El calabacín de guías "no es más difícil de cultivar que cualquier otra variedad o requiere más atención. La única diferencia es que el crecimiento es algo más lento que el de las variedades híbridas, pero se produce mayor cantidad", explica Rubén Pérez, un joven agricultor de Mallén que hace dos años decidió embarcarse en la aventura de cultivar esta variedad autóctona de calabacín, con tan buenos resultados que "ya no pongo ningún otro tipo. Solo este", asevera.
Rubén no habría podido cultivar esta variedad autóctona de calabacín de no haber sido por un agricultor más veterano, Francisco Lamata, más conocido en Mallén como ‘Cristóbal’, "porque mi padre se llamaba así y así me han nombrado siempre", explica. Fue él quien donó unas cuantas semillas a Rubén para que pudiera seguir produciendo una hortaliza "que se ha cultivado aquí toda la vida y que yo no quería que se perdiera. Por eso le doné las semillas", afirma Lamata.
La práctica desaparición del calabacín de guías "ha sido cuestión de unos 15 ó 20 años", detalla Rubén Pérez. Lo achaca a que las variedades híbridas son mucho más fáciles de comercializar, entre otras cosas, por estética. "Esta variedad es tan tierna que a veces llega con algún pequeño deterioro y los consumidores lo quieren perfecto", detalla Pérez. "Pero lo perfecto de este calabacín es su sabor", afirma.
Un sabor del que se pudo disfrutar en la cata de calabacín de guías que hace un par de semanas organizó la Red de Semillas de Aragón con el fin de poner en valor y dar a conocer esta variedad de hortaliza.
"Tenemos un patrimonio de semillas que no conocemos y que si no fuera por agricultores como Cristóbal y Rubén se perdería", asegura Nico Abadías, responsable de ensayos agronómicos y tesorero de la Red de Semillas de Aragón.
Precisamente para evitar que esas variedades autóctonas desaparezcan la Red está llevando a cabo ensayos con diversas variedades: tomate masico de Ruiz en Alcorisa (Teruel), la judía de Beceite en La Portellada (Teruel), el melón de blanco de Monegros en Sariñena (Huesca) además del propio calabacín de guías de Mallén (Zaragoza).
Al igual que se ha hecho con el calabacín de guías, cuando concluyan los ensayos desde la Red llevarán a cabo diversas actividades como catas o degustaciones populares con el fin de dar a conocer estos productos y sus beneficios.
Comercialización
Este tipo de variedades tienen su ámbito de comercialización tanto en la venta directa como en restaurantes y comercios de productos ecológicos, principalmente de la capital aragonesa. Sin embargo, desde esta organización reconocen que la comercialización es algo complicada porque "intentar introducir un nuevo producto es un riesgo, ya que tanto consumidores como productores tienen unos ciertos hábitos adquiridos que son difíciles de cambiar", señalan.
No obstante, el cultivo y comercialización de este tipo de productos "empieza a ser algo más que una manera de entender la agricultura y la vida", indica Nico Abadías. "Aunque los canales de distribución son limitados, cada vez hay más y llegamos a más gente", asevera.
Más información en el Suplemento Heraldo del Campo.
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