Plaguicidas Neonicotinoides amenaza para las abejas
Pesticide Action Week: La hora de las abejas
El problema de las abejas, amenazadas por los neonicotinoides, continúa. Los días 22-23 de marzo, se esperaba que el Comité permanente de Vegetales, Animales, Alimentos y Piensos de la Comisión Europea, responsable de los asuntos relacionados con los neonicotinoides, votara a favor de la introducción de restricciones integrales sobre el uso de estos productos químicos tóxicos.
Los neonicotinoides son el insecticida más utilizado del mundo y hace tiempo que se sabe que tienen un grave impacto sobre la biodiversidad y la seguridad alimentaria. Prolongar su uso en la agricultura es una medida completamente insostenible y pone en grave peligro el futuro de nuestro sistema alimentario.
“Todos los estudios de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), así como numerosos informes del sector han demostrado que existe una amenaza inadmisible para las abejas”, ha comentado Walter Haefeker, de la Asociación Europea de Apicultores Profesionales. “A finales de febrero se publicaron los resultados del último estudio de la EFSA, que confirman los efectos de los neonicotinoides, y sin embargo la prohibición definitiva se ha seguido posponiendo una y otra vez. Ha sido un proceso muy largo”, comenta.
¿Qué está en juego?
Sencillamente, todo. “Nos enfrentamos a una crisis de polinización global, estamos hablando de la sexta extinción masiva”, declara Matt Shardlow de BugLife, una organización sin ánimo de lucro a favor de la conservación natural. Según Jean Marc Bonmatin del CNRS (Centro Nacional Francés de Investigación Científica), el caso de los neonicotinoides pone de manifiesto lo que está sucediendo en general en la agricultura: los insectos están desarrollando resistencia a los productos químicos muy rápidamente y, como resultado, las empresas desarrollan productos con una toxicidad cada vez mayor. Bonmatin utiliza varias cifras extremadamente chocantes para explicar la magnitud del problema: “Un nanogramo de neonicotinoides puede matar a una abeja y cada año se utilizan 20.000 toneladas de estos productos”. Por si esto fuera poco, los estudios muestran que hasta el 80 % de los neonicotinoides permanece en el suelo y se filtra en el agua, afectando a las plantas que ni siquiera han sido tratadas con estos productos químicos, así como a todos los invertebrados terrestres.
¿Pero por qué utilizan tanto insecticida los productores? Durante mucho tiempo se ha pensado que los neonicotinoides ayudan a garantizar unos rendimientos altos, pero un gran número de investigaciones y estudios científicos han demostrado que los rendimientos en realidad no son más altos y que la resistencia de las plagas a la sustancia se desarrolla muy rápidamente, generalmente en 2 o 3 años. ¿Cuál es la solución? Según Bonmatin, las plantas solo deberían tratarse cuando existe un problema real y no de forma preventiva, una práctica que constituye el modus operandi más extendido del sector. Además, “Pueden combinarse varias medidas alternativas, incluyendo herramientas socio-económicas, lo cual nos permitiría evitar el uso de las sustancias tóxicas y mantener el rendimiento al mismo tiempo”. Estos pesticidas conllevan altos costes para los productores, de modo que poner sobre la mesa estrategias alternativas y medidas menos costosas puede ayudarles realmente a obtener un beneficio neto mayor en sus cultivos. En definitiva, según resume el experto del CNRS, “no necesitamos unos rendimientos más altos ni más comida, lo que necesitamos es una comida mejor”.
Slow Food ha trabajado junto con un grupo de organizaciones de la sociedad civil en la UE para ejercer presión sobre la Comisión de la UE y sobre los Estados miembros y conseguir detener finalmente el uso de los neonicotinoides. Justo antes de la reunión del Comité permanente se envió una carta abierta al presidente Junker que puede leerse en este ENLACE
La reducción de la población de abejas tiene un gran impacto sobre la agricultura y, al mismo tiempo, el uso continuado de estos productos químicos contamina las fuentes de agua y afecta a otros animales como las aves y los peces, por no mencionar a nuestra salud. Es de vital importancia prohibir los neonicotinoides lo antes posible, no solo por el bien de las abejas, sino por el de nuestra salud y por el futuro de nuestra comida.
Fuente: https://www.slowfood.com/network/es/la-hora-de-las-abejas/
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