Los guardianes de las semillas sin veneno (agroecológicas) enfrentan amenazas de Temer
Pequeños agricultores se dedican
a mantener los saberes tradicionales y el patrimonio genético, las marcas de la
historia de la agricultura
Marco Weissheimer
Brasil de Fato - Porto Alegre (RS), 18 de Agosto de
2018 a las 13:13
Los guardianes y guardián de
semillas criollas vienen rescatando y preservando no sólo semillas, sino
también saberes y prácticas agroecológicas que buscan disminuir la dependencia
de la agricultura en relación a los actuales paquetes tecnológicos de las
grandes empresas transnacionales del sector, marcados por el uso intensivo de
agrotóxicos y otros insumos químico.
Uno de los principios que orienta
el trabajo de los guardianes de semillas criollas es la búsqueda de la
autosuficiencia en las propiedades agrícolas, condición necesaria para una
mayor independencia económica y para asegurar la calidad de lo que está siendo
producido. Franciele Menoncin Bellé, cuya familia tiene propiedad en Antonio
Prado, destaca la importancia de ese trabajo de rescate y plantación de
semillas para garantizar la autosuficiencia. "Lo que es fundamental en la
agricultura, principalmente cuando se trata de semillas, es buscar la
autosuficiencia, garantizando a la propiedad todo lo que ella necesita para
producir. Esto es importante porque ahí usted sabe exactamente lo que está
usando y tiene la noción de lo que está produciendo.
La familia de Franciele Bellé
rescata y planta semillas criollas de maíz, frijoles, sandías, melones,
calabazas, pimientos, lechugas, tomates, flores comestibles y diversas plantas
alimenticias no convencionales (las PANCs), entre otras. Se destaca el caso del
tomate para ilustrar el valor de lo que se produce con esas semillas. "Una
de nuestras principales semillas son las de tomate. Son pocas las propiedades
que aún preservan y plantan sus semillas. La mayoría compran estos híbridos,
que son aquellos tomates duros que la gente encuentra en mercados. Mi madre
llama a estos tomates de plástico. Ellos son duros y no tienen sabor. El
criollo, en cambio, a pesar de ser un poquito más blando, es cargado de sabor.
Su calidad es completamente diferente.
Semillas de arroz criollo
Juárez Antonio Felipe Perrera
cultiva semillas de arroz criollo en Barra do Ribeiro. En este trabajo, ya ha
rescatado algunas variedades que estaban prácticamente extinguidas. Él
descubrió una diversidad de semillas y variedades en manos de pequeños
agricultores que las cultivaban para su propio sustento. "Este agricultor,
en nuestra región, nunca se preocupó en purificar una semilla. Él cultiva lo
que le gusta comer. "Había un verdadero banco genético en la mano de esos
agricultores", cuenta.
Por medio de ese trabajo de
investigación en las propiedades de pequeños agricultores, fue rescatando
diversas variedades de arroz criollo. Algunas fueron descartadas, relata, pero
otras se multiplicaron y dieron una respuesta muy buena en términos de
adaptación, producción y satisfacción en el plato del consumidor. "Estas
variedades tienen más sabor pues, normalmente, se adaptan al cultivo sin
fertilizantes, sin abonos. Ellas tienen todavía mucha inteligencia de
relacionarse con el medio donde viven. Mi familia cultiva el arroz farroupilha
(una de esas variedades) desde hace más de 85 años. Por lo que sé, hay al menos
dos variedades, el farroupilha y el japonés, que están aquí en el estado desde
hace más de cien años ".
Amenazas en el horizonte
El conocimiento involucrado en el
cultivo de las semillas criollas viene siendo pasado de generación a generación
y representa un movimiento de resistencia ante el modelo de producción
propuesto por el agronegocio. Este trabajo, sin embargo, está amenazado. En el
caso de las semillas criollas se utilizan en el Programa de Adquisición de Alimentos
(PAA), Programa del Ministerio de Desarrollo Social y Agrario, que viene
ocurriendo, desde 2004.
En caso de que esto ocurra,
advirtió la Vía Campesina en una nota oficial, "muchas toneladas de
semillas producidas se convertirán en grano para consumo y miles de familias
pobres del campo, entre ellas indígenas y quilombolas, quedarán sin semillas
para producir su subsistencia. Esta propuesta, añade la nota, representa
"más un rostro del hambre expresándose en el campo: impedir de plantar lo
que comer".
En la evaluación de las entidades
que integran la Vía Campesina, el objetivo real de esta propuesta es extinguir
el PAA. El gobierno Temer, señala, "sirve a los grandes propietarios
rurales ya las multinacionales de las semillas que quieren extinguir el control
popular de la biodiversidad agrícola. Y así, con apariencia de legalidad, el
golpe alcanzó las semillas criollas y quien las produce y utiliza".
Una amenaza similar sobre las
llamadas cultivares. El Proyecto de Ley 827/2015 propone el pago de royalties
sobre especies de plantas que han sido alteradas, como las híbridas. Esta
propuesta amenaza el intercambio, la libre distribución y el almacenamiento de
semillas en comunidades tradicionales. En el caso aprobado, el PL, de autoría
del diputado ruralista Dilceu Sperafico (PP-PA), pasaría el control sobre el
uso de semillas, plantas y mudas modificadas para grandes empresas del sector
agropecuario.
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