Qué es un 'sistema regenerativo de vida' y cómo más de 100 familias lo desarrollan en Ecuador
El mayor objetivo de esta Red de Guardianes de Semillas es "la regeneración ecológica y social de la sociedad".
Un colectivo de más de 100 familias de 15 provincias de Ecuador está implementando en el país los denominados 'sistemas regenerativos de vida'.
Estos grupos familiares se dedican a la producción agrícola, que es el principal eje de esta iniciativa, pero también trabajan en temas de educación, economía solidaria, bioconstrucción, alternativas de salud, alimentación natural, entre otras áreas.
Javier Carrera, quien forma parte del colectivo, al que le han dado el nombre de Red de Guardianes de Semillas, cuenta, en entrevista con RT, que el objetivo más grande que tienen es "la regeneración ecológica y social de la sociedad". El motivo: tienen una visión bastante pesimista de adónde se dirige la sociedad actualmente y consideran que estamos "en las etapas iniciales de un desastre a nivel global".
Al respecto, explica que "hace algún tiempo se hablaba de la sostenibilidad o sustentabilidad como objetivo", sin embargo, en la red creen que tal como están la sociedad y los ecosistemas hoy en día, no se puede lograr una sostenibilidad, por ello insisten en que primero se debe hacer una labor amplia de regeneración. "Ese es el objetivo macro que tenemos", enfatiza.
Las semillas
Parte importante del trabajo del colectivo es con las semillas, al que consideran "el primer eslabón en la cadena productiva", dice Carrera. Justamente de ahí salió el nombre de la agrupación, que comenzó su marcha en 2002.
Sin embargo, el objetivo de esta red va más allá de las semillas. Buscan lograr que las comunidades a nivel local sean económicamente fuertes y autosuficientes, culturalmente activas, respetando su identidad y con una alimentación que sea realmente nutritiva y que esté basada en las posibilidades reales del territorio.
Ahí —sigue Carrera— es cuando entran en la "agricultura regenerativa", que, según dice, en lugar de destruir regenera los ecosistemas, la calidad del suelo, el abastecimiento de agua y, al mismo tiempo, les queda un excedente productivo que permite la alimentación y la comercialización.
Y vuelve al tema de la semilla: "Si no tenemos autonomía en semillas ni semillas de calidad, no podemos hacer una agricultura regenerativa, sin agricultura regenerativa no podemos tener una alimentación natural sana".
Sin necesidad de agroquímicos
Las más de 100 familias que integran la Red de Guardianes de Semillas no usan, en absoluto, químicos, ni siquiera los que están permitidos por la agricultura orgánica. Lo que el colectivo practica se conoce como "permacultura", que es el lado más ecológico de la agroecología.
En algunas fincas que son parte de la red no se ha fumigado por más de 10 años, dice Carrera, ni siquiera con ingredientes naturales, y, aún así, no sufren ataques de plagas. "Se ha logrado establecer un equilibrio en el ecosistema", señala.
En relación al tema de las plagas, explica que cuando invaden a los cultivos se debe a un desequilibrio en el sistema y es a esto precisamente a lo que hay que atacar para que desaparezca la amenaza. "Un ecosistema sano es capaz de, por sí mismo, resistir la enfermedad", dice.
Por ejemplo, en los cultivos de cacao suelen aparecer unos hongos llamados 'escoba de bruja' y 'moniliasis', que tradicionalmente se ha enseñado que se debe fumigar de manera inmediata tras su aparición.
"En nuestros cacaotales esos hongos están presentes todo el tiempo y, sin embargo, no afectan a la producción, por el manejo que se da", detalla y explica que se trata de vigilancia, que requiere unas horas de trabajo a la semana si la plantación es grande, pero que eliminan totalmente la necesidad del uso de químicos.
'Sumak kawsay'
Carrera dice que estos sistemas regenerativos están inspirados en lo que en la cosmovisión andina se llama el 'sumak kawsay', que se traduce como "buen vivir" o "la vida en plenitud".
"Es un concepto en el cual tú alcanzas un bienestar y tienes los recursos necesarios para ello y no buscas más allá", explica el entrevistado, añadiendo que en el colectivo del que forma parte se han inventado, tomando en cuenta el concepto del 'sumak kawsay', lo que han denominado "el afán del locro", que es muy diferente al "afán del lucro".
El afán del lucro lo define como el tener más riquezas; mientras, el afán del locro, que hace referencia a una sopa andina, busca "tener al final del día un buen plato de sopa en tu mesa, en una casa bonita de acuerdo a tus necesidades, con la compañía de tu familia, que esté feliz y sana, y eso es el 'sumak kawsay'".
¿Cómo funciona la red?
Guardianes de Semillas es horizontal y, por ahora, está en el área rural de Ecuador. Cada familia es autónoma, trabaja en sus proyectos y no recibe ninguna imposición del colectivo. La red, lo que sí hace es dar facilidades de difusión, genera ciertas actividades y logra la conexión entre sus miembros.
A modo de ejemplo, un productor de gallinas orgánicas que no es conocido se une al colectivo. La red genera discusión sobre el tema, mediante sus canales de comunicación, y, luego, hacen talleres sobre el asunto y realizan visitas a la finca. Unos aprenden sobre lo que hace este hombre y replican el trabajo, y otros se convierten en sus clientes.
"El hecho de estar conectado de esta forma horizontal, potencia el trabajo de las familias y productores enormemente, su área de influencia aumenta exponencialmente, llega a muchísimo más público", explica el entrevistado.
¿Cómo llegan a otras personas?
Un caso que los enorgullece es el de la finca Río Muchacho, en la provincia de Manabí, en la costa ecuatoriana. Según Carrera, los que laboran ahí han tenido una influencia en el pequeño valle donde están.
"Gracias a ellos, cerraron dos destilerías clandestinas que existían, bajó el nivel de violencia familiar hasta casi desaparecer, se reforestó cerca de medio millón de árboles y mantuvieron por 20 años una escuela de educación básica, con educación humanista y ecologista", enumera.
El entrevistado señala que, con experiencias como esas, la Red de Guardianes de Semillas ha logrado una influencia positiva en la sociedad y calcula que el colectivo cuenta con "más de 3.000 usuarios directos, constantes de los servicios de la red" en las provincias donde están.
Ahora, buscan extender esa influencia al sector urbano, donde —consideran— se toman las decisiones que afectan a las mayorías.
Dice Carrera que lo que buscan es hacer comprender a la gente de las ciudades "lo que significa realmente la vida y el trabajo con la tierra, más allá del discurso de que las manos campesinas crean nuestro alimento".
A esas personas llegan a través de las cuentas en redes sociales de la Red de Guardianes de Semillas, su página web, una revista gratuita que han llamado Allpa —tierra en idioma kichwa—, talleres y cursos constantes y, también, mediante tiendas en las que comercializan los excedentes de la producción.
En Quito, por ejemplo, tienen una tienda de chocolates artesanales en la Basílica del Voto Nacional, en el Centro Histórico; están, también, los locales "El Wayruro" y "El Motilón" y pronto abrirán "El abrazo del bosque".
Además de las tiendas, los excedentes de la producción tienen como destino restaurantes, a los que abastecen.
La red no define a sus compradores como clientes, sino como socios.
"Queremos hacerles sentir que están luchando con nosotros para, no solamente preservar el mundo, sino también para preservar una visión de la realidad que en el mundo moderno se está perdiendo y que es esencial que la mantengamos, porque es la que nos va a permitir sobrevivir al futuro", enfatiza Carrera.
Este hombre menciona que cuando comenzaron con esta idea, poca gente los tomaba en cuenta, pero ahora considera que "hay una transformación en la conciencia planetaria", que busca un cambio.
Edgar Romero G.
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