Boletín Nyeleni - Semillas Campesinas, Derechos y Poder

Del Boletín Nyeleni Número 3 destaco el siguiente aparte sobre las luchas de Kokopelli en Francia:

Los derechos de campesinos y campesinas
Guy Kastler, Paysannes Réseau Semences, Francia

La industria francesa nunca aceptó la competencia de las semillas
de las y los campesinos y ha trabajado incansablemente para que
se prohíban, en primer lugar atacando la reproducción de semillas
en granjas. Sin embargo, debido a la movilización de los agricultores
campesinos se ha visto obligada a retirarse. En 1997, la industria
convenció al gobierno de que estableciera un anexo al catálogo, que
es un registro de antiguas variedades para jardineros aficionados. A
continuación, presentó reclamaciones contra la asociación Kokopelli,
que vendía semillas de muchas variedades antiguas que «no cotizaban
en bolsa». En 2006, Kokopelli fue penalizada con 3.426 multas,
de 5 € cada una. Sobre la base de dicha sentencia, la industria envía
a sus inspectores a las y los campesinos que intercambian o vender
semillas de variedades vegetales que no están registradas, haciendo
que muchos agricultores abandonen sus semillas y vuelvan a las
variedades industriales. La Confederación Campesina y el Réseau
Semences Paysannes han revisado la legalidad de dichos actos de
intimidación y descubrieron que son totalmente ilegales. Las directivas
europeas y la legislación francesa cubren sólo la comercialización
de las semillas en el catálogo, y no su uso. Esto significa:
* No es obligatorio incluir una variedad en el catálogo si las semillas
se venden para la agricultura de subsistencia o para la jardinería no
profesional;
* Que los agricultores tienen el derecho a cultivar variedades de su
elección, sean o no incluidas en el catálogo, y vender sus cultivos (¡excepto
transgénicos!);
* Que los agricultores tienen el mismo derecho que la industria a intercambiar
sus semillas para la investigación, el mejoramiento o la conservación
de la biodiversidad.
Desde entonces, los inspectores de la industria han dejado sin multar las fincas de los agricultores que conservan, replantan e intercambian sus propias semillas. Los derechos de los campesinos y campesinas se reducen sólo si no hacemos uso de ellos y cuando aceptamos la propaganda que nos convence de que ya se han perdido. Por ello, hacer uso de estos derechos todos los días es la mejor manera de consagrarlos positivamente en la ley.

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