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Malvinas Argentinas, la comunidad que logró frenar a Monsanto
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Malvinas Argentinas, la comunidad que logró frenar a Monsanto, el gigante de los transgénicos
Veronica SminkBBC Mundo, Argentina12 diciembre 2014
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Monsanto anunció la construcción de su planta en 2012 pero los vecinos de Malvinas Argentinas paralizaron la obra.
Malvinas Argentinas es el nombre de una pequeña localidad rural ubicada en el centro de Córdoba, en el corazón sojero de Argentina.
Hasta hace poco era conocida principalmente por ser un suburbio de la capital provincial.
Pero en los últimos dos años este poblado de 12.000 habitantes cobró fama internacional por liderar una de las principales batallas ecológicas de América Latina.
Los vecinos de Malvinas Argentinas lograron algo que muchos consideran titánico: frenar un emprendimiento de la multinacional Monsanto.
Esta empresa es la mayor productora de semillas genéticamente modificadas (o transgénicas) del mundo y una de las principales fabricantes de agroquímicos.
Muchos grupos medioambientalistas la consideran el enemigo público número uno, aunque sus productos gozan de popularidad entre un gran número de agricultores.
En 2012, Monsanto anunció la construcción de la mayor planta de semillas de maíz transgénico de América Latina, que iba a funcionar en Malvinas Argentinas.
Sin embargo, la resistencia de la comunidad, liderada por la Asamblea de Vecinos Malvinas Lucha por la Vida, ha logrado frenar este proyecto.
La Asamblea comenzó el acampe en septiembre de 2013 y recibe apoyo de activistas de varios países.
Bloqueo
En septiembre pasado, los asambleístas de Malvinas Argentinas organizaron un festival de música para conmemorar el primer año de su gesta: entre idas y vueltas, el proyecto de Monsanto está paralizado desde 2013.
Y los vecinos aún siguen movilizados, con un campamento de protesta que frena el acceso a la planta y con la organización de una serie de marchas.
Eduardo Quispe, uno de los asambleístas, le dijo a BBC Mundo que el bloqueo se mantiene gracias al apoyo internacional que han recibido.
"La mayoría de quienes realizan 'el acampe' son activistas que han venido de toda Argentina y de países como Francia, España, Colombia, Ecuador, Chile y Uruguay", contó.
"Además, han venido a hacer documentales sobre nuestra lucha realizadores de Australia, Bélgica, China, Japón...", señaló Quispe.
A pesar de que algunas de sus protestas fueron reprimidas por la policía provincial, las autoridades locales terminaron cediendo a sus reclamos.
En enero pasado, la Justicia ordenó que se detenga la obra de Monsanto, haciendo lugar al amparo interpuesto por la Asamblea.
El fallo exigió al municipio que paralice el proyecto hasta que se realice un estudio de impacto ambiental y se celebre una audiencia pública.
Según un sondeo, el 65% de los vecinos está en contra de la instalación de la planta de Monsanto.
En tanto, después de que Monsanto cumplió el primero de esos requisitos, fue el propio gobierno provincial -que apoyó la llegada de la multinacional- el que le quitó su aval.
La Secretaría de Ambiente de Córdoba rechazó, en febrero, el estudio de impacto ambiental presentado por la empresa, bajo el argumento de que tenía carencias técnicas.
En particular, afirmó que Monsanto no aclaraba cómo se tratarían los desechos y el agua contaminada con agroquímicos.
Pero dejó abierta la posibilidad de que se presente un segundo estudio.
En una declaración enviada a BBC Mundo, la empresa señaló que está trabajando en la preparación de un nuevo estudio, con la colaboración de "reconocidos expertos y con la mayor excelencia, para cumplir y superar los más altos estándares de calidad exigidos".
También aclaró que aún no hay "fecha determinada para su presentación".
Los asambleístas de Malvinas Argentinas reclaman que la intendencia organice un plebiscito sobre el futuro de la planta.
Una encuesta realizada en septiembre a pedido de la ONG internacional Avaaz, que fomenta el activismo global, mostró que nueve de cada diez vecinos exige una consulta popular.
Y el 65% dijo que votaría en contra de la instalación de Monsanto.
Malvinas Argentinas es una pequeña ciudad rural de 12.000 habitantes, al lado de la capital de Córdoba.
Transgénicos
¿Por qué es tan fuerte la oposición a esta planta?
Los asambleístas afirman que los agrotóxicos utilizados durante la producción de semillas transgénicas contaminarán la zona.
"Las semillas reciben un baño químico y durante el proceso de secado se desprenden partículas que son dañinas para la salud", explicó Gastón Mazzalay, uno de los voceros de la Asamblea, en diálogo con BBC Mundo.
"El pueblo está a solo 700 metros de la planta, y 310 días del año el viento sopla en esta dirección", agregó.
Sin embargo, Monsanto niega que la planta contaminará al pueblo o presentará "un riesgo para la población".
"En sus instalaciones no se va a sembrar maíz ni se producirán agroquímicos, ni se contaminará el medioambiente... Cumplirá con las más exigentes normas requeridas por los gobiernos municipal, provincial y nacional", señaló a este medio.
La multinacional agregó que la planta "es similar a una que la empresa tiene en la localidad de Rojas (Buenos Aires) y que opera desde hace más de 20 años, sin que se hayan registrado antecedentes de contaminación".
En las primeras Asambleas participaron cientos de vecinos.
Y aseguró que "existen otras 42 plantas procesadoras de semillas de maíz de otras compañías en funcionamiento" en Argentina.
No obstante, Malvinas Argentinas no es la única comunidad del país que se opone a los organismos genéticamente modificados (OGM).
Tres localidades argentinas ya se declararon oficialmente "libres de transgénicos": San Marcos Sierra (también en Córdoba), El Bolsón (en la patagónica provincia de Río Negro) y Villa de Merlo (en San Luis, provincia vecina de Córdoba).
Pero estos lugares representan una minoría en este país agroexportador.
Según el investigador Pablo Ariel Pellegrini, autor del libro "Transgénicos: ciencia, agricultura y controversias en la Argentina", la nación sudamericana es la que mayor proporción de OGM tiene en el mundo.
Las semillas transgénicas causan polémica en el mundo (foto archivo)
El 100% de la soja argentina es transgénica, al igual que el 92% del algodón y el 84% del maíz.
Las 23,9 millones de hectáreas de cultivos transgénicos que tiene el país representan la tercera mayor superficie sembrada con OGM del mundo, después de Estados Unidos (69,5 millones) y Brasil (36,6 millones).
Sin embargo, en proporción a la superficie cultivada es la número uno en uso de transgénicos, ya que tres cuartas partes del total sembrado son OGM, dijo el autor a BBC Mundo.
Argentina también es pionera en el uso de transgénicos, ya que fue el primer país en adoptarlos, junto con EE.UU., en 1996.
Peligros
El cultivo con transgénicos ha llevado a que se multiplique el uso de agroquímicos, ya que las semillas se usan en conjunto con estos plaguicidas, como parte de un "paquete".
La mayoría de las semillas son modificadas genéticamente para ser resistentes a herbicidas, que se usan para matar las malezas.
La Red de Médicos de Pueblos Fumigados de Argentina estimó este año que en las últimas dos décadas el uso de agroquímicos en el país aumentó un 858%.
Según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA), cada año se usan más de 300 millones de litros de herbicidas en el campo.
Según los asambleístas, debido al bloqueo solo logró construirse un 30% de la planta de Monsanto.
El más utilizado es el glifosato (desarrollado por Monsanto en 1976), cuyo uso ha estado rodeado de controversia.
En agosto de 2012, la Justicia de Córdoba condenó a dos hombres por fumigar de forma indebida con este producto.
Ocurrió en un campo cercano a un poblado llamado Ituzaingó Anexo y se trató de la primera condena por uso de agroquímicos en América Latina.
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