Semillas de costal o pirata conceptos peyorativos que deben desligarse de las semillas nativas y criollas


Por: Campaña Semillas de Identidad - Colombia
16 de mayo de 2018


Las semillas nativas y criollas son la herencia de más de 10.000 años que ha recibido la humanidad y que campesinos y campesinas de todo el mundo continúan conservando y criando de tal manera que nos garanticen una real soberanía, seguridad y autonomía alimentaria. Las semillas nativas y criollas además son la única garantía frente al problema del cambio climático, en ellas está la memoria genética para su adaptación permanente al ambiente y los diferentes ecosistemas.

Cuando el Instituto Colombiano Agropecuario - ICA y los representantes de las empresas semilleras como ACOSEMILLAS se refieren a las semillas de costal como semillas piratas e ilegales, se deben referir con exactitud a semillas diferentes a las nativas y criollas. Las semillas nativas y criollas no corresponden a las categorías de las denominadas semillas “mejoradas”, las cuales fueron apropiadas por las empresas a través de derechos de obtentor. Hay que recordar que las semillas “mejoradas” han sido producidas a partir de las semillas nativas y criollas, que son patrimonio biocultural de los pueblos al servicio de los agricultores.

Las semillas de las empresas que han denominado “mejoradas”, corresponden a un modelo de agricultura cuyo fin principal es la generación de riqueza y no de alimentos, se producen bajo la idea de alta productividad con técnicas de selección que reducen su base genética y las hacen dependientes de insumos externos y cuidados extremos, a los cuales no tienen acceso, ni son del interés de los pequeños agricultores por no corresponder a su cultura y sus sistemas de producción biodiversos.

Las empresas semilleras y el ICA lanzan comunicados cada año alertando sobre la necesidad de utilizar semillas certificadas por los riesgos de plagas, enfermedades pérdida de productividad y competitividad. Sin embargo, crean confusión porque meten en el mismo costal a las semillas nativas y criollas, las cuales no cuentan con una normatividad que las regule, ellas hacen parte del denominado derecho consuetudinario. Antes que existieran las semillas “mejoradas” ya existían las semillas nativas y criollas. Los agricultores las han producido, intercambiado, regalado y comercializado desde que surgió la agricultura. Las semillas nativas y criollas han viajado con las culturas que las han creado y han sido adoptadas por otras culturas y adaptadas a diferentes condiciones ambientales. Por ejemplo la papa, el maíz y el tomate son originarios de América y fueron llevados desde la época de la colonia a Europa, donde hoy son producidas sin restricciones.

El argumento de las empresas semilleras y el ICA respecto a los temas de plagas y enfermedades debela un problema más de fondo, que no es más que la fragilidad del modelo de monocultivo con el uso de semillas “mejoradas”. Los monocultivos son modelos insostenibles. Los sistemas agroecológicos con semillas nativas y criollas son sistemas sostenibles donde los problemas fitosanitarios no representan la misma magnitud que con monocultivos precisamente por las características de resistencia natural y adaptabilidad de las semillas nativas y criollas, la mayor biodiversidad por el uso de policultivos y cultivos asociados, por la rotación de cultivos y por el manejo orgánico del suelo.

El concepto “semillas de costal, piratas o ilegales”, solo debe hacer referencia a las semillas cuya venta induce a engaño de quien las compra. En este caso si es una semilla que se vende con una marca falsa o es una semilla que teniendo propiedad intelectual es comercializada sin autorización del obtentor. En ningún momento los agricultores pequeños que utilizan semillas nativas y criollas buscan engañar a nadie con sus semillas, estas son adquiridas en las mismas fincas de los agricultores, en casas comunitarias de semillas o en mercados locales donde muchas veces son llevadas incluso como producto para alimento. Porque esta es otra característica que tienen las semillas agroecológicas, que al no ser tratadas con agrotóxicos pueden ser utilizadas indistintamente para cultivar o alimentar.

Las redes de custodios y guardianes de semillas en su interés por producir semillas nativas y criollas de buena calidad están desarrollando sistemas participativos de garantía que les permitan hacer un control sobre la producción de las semillas, de tal manera que las semillas que circulan por allí tengan la garantía de su capacidad de germinar, de ser debidamente producidas, de estar libres de insectos y enfermedades y presentar condiciones físicas y genéticas adecuadas, que es lo que a todo agricultor le interesa para el buen desarrollo de su cultivo. De esta manera insistimos, no es a través de leyes que se producen buenas semillas, es a través de un proceso de acompañamiento y formación con enfoques de agriculturas alternativas a la revolución verde.


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