Asi trabajan los guardianes de las semillas nativas en el Cauca, Colombia

Así trabajan los guardianes de las semillas nativas en el Cauca

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Tan solo en Caldono son aproximadamente 30 guardianes, la cifra podría sobrepasar los 100 con las otras personas que se dedican a esta labor en Piendamó, Silvia y Jambaló. Los guardianes son aquellos que adoptan una semilla, la conservan y la reproducen, quienes están dispuestos a recuperar ese conocimiento ancestral de producción agroecológica.

Por: Olga Portilla Dorado
Desde hace 15 años a nivel internacional se creó la Red de Guardianes de Semillas de Vida, una iniciativa de nariñenses y ecuatorianos enfocada a la conservación de semillas nativas, tradicionales o criollas que están en peligro de desaparecer, a través del rescate, preservación, promoción del uso sostenible, consumo y transformación de los alimentos producidos con estas semillas.
Tiempo después esa Red incursionó en el departamento con un nodo, y desde hace dos años un grupo de personas representantes de organizaciones de base y asociaciones decidieron conformar la ‘Casa comunitaria de semillas de Siberia – Caldono’, un espacio para abastecer de semillas a las familias del municipio, y para fortalecer los procesos de aprendizaje, así como para recuperar, conservar, reproducir las diferentes variedades que en ese municipio se producen.
“Lo que el campesino, afro e indígena hace en la Casa comunitaria de semillas, es investigar, validar y mirar qué técnicas se pueden dar para mejorar la conservación y tener una semilla de buena calidad. Además, la Casa tiene otros fines como la solidaridad, el compartir, el truecar, el prestarse, el ayudarse, el tener las relaciones con los distintos guardianes, no sólo los de Caldono sino con todos los guardianes del mundo”, explica Marisela Gironza, guardiana de semillas del municipio de Caldono.
Y aunque en Silvia, Puracé y Jambaló hay otras Casas comunitarias de semillas, la de Siberia es la que lleva más tiempo constituida y la que mayor cantidad de productos alberga, alrededor de 60 variedades de semillas agrícolas de maíz, fríjol, amaranto, chachafruto, arroz, entre otras, son conservadas por los 30 guardianes que hay en Caldono y por un grupo de estudiantes del colegio del cabildo Misak que se ha sumado a esta iniciativa con el fin de que los estudiantes hagan un relevo generacional en la conservación de las semillas.
“En un mundo donde hay potencialidades de productores de semillas, donde están las multinacionales, se debe propender por hacer perdurar la costumbre ancestral de  guardar las semillas, que es un acto que se ha hecho toda la vida, por los abuelos. Hay que regar esa herencia de guardar la semilla, proteger e investigar las variedades existentes en la región- algunas a punto de desaparecer- y mantenerlas en reserva en la Casa comunitaria y en algunas fincas de los guardianes”, explica Marisela.
“No tenemos soberanía alimentaria porque se han perdido los hábitos alimenticios, los productos de antes ya no se consumen. La soberanía alimentaria es poder decidir qué comemos, en qué cantidad y qué valor”, Marisela Gironza, guardiana de semillas del municipio de Caldono.
Para ella, como para el resto de guardianes de semillas del departamento, su labor, consiste principalmente en que a través de una producción agroecológica, esa persona camine la semilla, la conserve y la reproduzca.
Y es que la agroecología actualmente es un movimiento mundial que está muy fuerte en Latinoamérica y tiene varios propósitos, uno de ellos es producir alimentos de manera sana con semillas propias y por comunidades locales; otro es la economía solidaria, también propende por la protección de los recursos naturales, y el fortalecimiento político de las organizaciones; de ahí que la recuperación y conservación de semillas no va de la mano con la agricultura convencional ni con el uso de agroquímicos.
“El guardián además es aquel que apoya a la comunidad en la parte organizativa, es un líder de la semilla y pues eso es lo que nos va caracterizando, todos somos agricultores pero no todos estamos apostándole a ese proceso de conservar, producir agroecológico y sobre todo ir interiorizando algunos principios como la solidaridad, caminar la semilla, caminar el conocimiento, las buenas relaciones. Eso también es fundamental para el que quiera ser guardián”, puntualiza Marisela.
La academia también “custodia” las semillas
Desde la Universidad del Cauca, y con el Grupo de investigaciones para el Desarrollo rural, que es uno de los grupos que soporta al proyecto de Cicaficultura, el Magíster y docente en Ingeniería Forestal, Juan Carlos Villalba señala que este programa ha acompañado el proceso de los  guardianes de las semillas del Cauca, ya que una de sus las áreas académicas está encaminada a la ‘propagación de especies forestales nativas en vivero’ para lo cual se necesita: recolectar, manejar y sembrar semillas nativas.
En este caso, su labor como academia es de acompañar el proceso que las asociaciones de la Casa comunitaria de semillas están realizando en cuanto a la conservación de esas variedades de semillas criollas.
“Hemos realizado talleres de análisis de calidad de semilla, donde la gente nos cuenta qué es lo que ellos hacen para manejar sus semillas, y nosotros les compartimos las metodologías técnicas y científicas; es un intercambio de conocimientos para favorecernos mutuamente”, señala Villalba.
Agrega el docente, que para la Universidad es de gran aporte que sus estudiantes puedan interactuar en estos ambientes reales y conocer de primera mano lo que sucede con las semillas del Cauca, y en el caso de las comunidades a ellas les interesa porque tienen el apoyo de estudiantes, docentes y de un centro de investigación como Cicaficultura.
Todo este proceso solidario y de intercambio ha ido creciendo, según cuentan los guardianes de las semillas, en Caldono y en otros municipios ya las personas se empiezan a enterar de que existe la Casa comunitaria de semillas y una vez conocido el protocolo y los compromisos para pedir en préstamo cierta variedad de semilla, la solicitan y la llevan a su finca para producirla, con ciertas condiciones y por supuesto bajo la agroecología.
Finalmente y como otro principio agroecológico, la Red de semillas nodo Cauca y la Casa comunitaria de semillas de Siberia, son el puente para cumplir uno de los anhelos de estas comunidades, que es lograr tener la soberanía alimentaria, es decir “poder definir qué comen, cuánto comen y en qué calidad”.


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