Carta a comisión de agricultura para discutir CPTPP el acuerdo trans-pacífico de libre comercio, Chile

Estimadas y estimados parlamentarios miembros de la comisión de agricultura,

Junto con saludar nos presentamos, somos nueve familias asociadas en forma cooperativa desde 2014, conformando la Cooperativa Semilla Austral presente en siete regiones del país.

Escogimos un modo de vida acorde a la urgencia que nos presenta la crisis ecológica y social del tiempo presente. Un modo de vida necesaria y eminentemente ecológico en el cual se hace imperante cultivar y cosechar nuestros alimentos mediante el menor impacto posible. Esta es la base de la autosuficiencia, la base del desarrollo sostenible.
Es así que en este desafiante camino hemos aprendido de maestras y maestros, amigas y amigos huerteros. Agricultores familiares, campesinos e indígenas, que por cientos de años mantienen, seleccionan y comparten su semilla para su subsistencia y con ella la subsistencia de la humanidad.

Estas familias amigas se han convertido en nuestro ejemplo y como decíamos en nuestra red de apoyo. Pues son ellas quienes mantienen el conocimiento necesario para super vivir en el campo, según el modo de vida escogido. Este conocimiento no se encuentra en google. Más aún, sus semillas no se encuentran fácilmente en tiendas semilleras pues el mercado nacional de semillas (los mercados campesinos) han sido cada vez más restringidos al punto de ser casi totalmente reemplazados por mercados transnacionales y monopólicos.

Las semillas campesinas son más vigorosas, fuertes, adaptativas y nutritivas. Son fuente infinita de riqueza biológica y cultural, de conocimiento ancestral. Han permitido y aún permiten tejer un complejo y hermoso tejido social y ecológico en torno a las familias campesina, su alimentación y su modo de vida. Las semillas campesinas son fuente de inspiración, de confianza, de memoria, de seguridad y soberanía alimentaria.

Por todo esto el Ministerio de Cultura mediante su unidad de Patrimonio Inmaterial se ha propuesto para estos años fuertemente trabajar en la recuperación y promoción de las semillas y saberes ancestrales que van quedando.

Por otro lado Naciones Unidas en su Agenda 2030 propone la eliminación de la pobreza y hambre cero (solo por mencionar dos de los 17 objetivos de desarrollo sostenible).
Nosotras/os preguntamos: ¿Cómo creen que lo haremos sin campesinos/as? El panorama sin ellos/as para nosotros/as es desolador. Basta ver el  paisaje a lo largo del campo chileno, casi exclusivamente incendios (o quemad) y monocultivos, que son desiertos verdes. Entremedio asoma una que otra mancha verde. Si ustedes miran con detención verán que esas manchas verdes corresponden a quebradas (que alojan hilitos de agua que va quedando) donde no pudieron entrar las máquinas de la agroindustria y por lo tanto todavía existen reducciones campesinas e indígenas. Con sus huertas, quintas y pequeños bosques nativos. Verdaderas islas de esperanza y biodiversidad.

La producción y el consumo local y ecológico de alimentos es imperante para los tiempos de urgencia climática que vivimos. Nos parece preocupante -al menos- que el gobierno no haya tomado acciones serias para apoyar a la pequeña agricultura familiar y que en lugar nos haga invertir tanto tiempo y energía en manifestaciones para frenar atentados que sistemáticamente se emprenden contra las familias campesinas, como el código de aguas, la ley de pesca y como este tratado que hoy se discute.


Existen múltiples argumentos para defender la agricultura familiar y campesina, la agricultura tradicional que alimenta a las familias, favorece la adaptación y la resiliencia climática. Una agricultura de bajo impacto ecológico que además genera ingresos para millones de pequeños productores y sus familias. Estas familias, generalmente más vulnerables pero más ricas en saberes y calidad de vida, quienes mantienen la biodiversidad, bosques y suelo vivo gracias al conocimiento ancestral, pudiendo desarrollar así también los oficios que son testigos de una cultura viva. Conocimiento que permite el vivir en armonía con las demás especies y uno mismo, alcanzar el equilibrio, el buen vivir.

Hoy nos manifestamos con fuerza y mediante ésta carta les hacemos llegar algunos de los argumentos relevantes, pues sabemos que en el Congreso está en discusión el CPTPP-11 tratado que desde las grandes mesas de negociaciones hoy en día amenaza con afectar gravemente nuestra soberanía y seguridad alimentaria, que encuentra uno de sus sustentos en el libre intercambio de semillas, actividad que se realiza ancestral y sagradamente por los pueblos que siempre han habitado y transitado por éstos territorios.

Manifestamos nuestro rotundo rechazo a éste tratado, que en lugar de apoyar la pequeña agricultura el CPTPP-11 y en general las políticas neoliberales y de la economía globalizada (agricultura de exportación) reducen nuestra soberanía como pequeños productores y por ende la de los consumidores. Ya sólo pueden elegir entre dos tipos de zapallo, el italiano y el de guarda. Solo existe un tipo de tomate (el larga vida) y con suerte se encuentra el cherry. Alimentos cada vez más pobres en nutrientes, más perjudiciales para la salud y el medio ambiente por la forma en que se cultivan (prácticas oleodependientes) y por la carga de pesticidas.

Las semillas se vuelven cada vez más homogéneas, débiles y caras, porque el mercado está altamente monopolizado, hemos perdido alrededor del 90% de las semillas campesinas. Ustedes conocen los riesgos de los monopolios, y si no los conocen pues básicamente consiste en “quien domina el mercado domina los precios”. ¿Supeditaremos nuestro más preciado medio de producción a un monopolio transnacional?
Pues esto es lo que hemos venido haciendo; hoy más del 80% de la industria semillera a nivel global se concentra en tan solo 5 empresas. En Chile más del 80% del mercado de las semillas es para exportación, concentrándose el negocio también en grandes de la agroindustria.
Parece lógico entonces la abundante pérdida de biodiversidad agrícola, o diversidad biocultural.

Estamos en tiempo de profundos cambios, donde la Tierra, la naturaleza está manifestando que es necesario generar nuevas propuestas de desarrollo, sistemas de producción que resguarden el agua, la tierra, el bosque y también la vida humana con todo su conocimiento y riqueza biocultural. Como cooperativa agrícola declaramos que:

1) Urge dejar de promover economía globalizada, en su lugar promover y actuar para apoyar una economía local, ecológica, circular, regenerativa, etc.
2) Si uds. diputados quieren apoyar la agricultura familiar y el desarrollo económico rural y local voten en CONTRA del CPTPP-11
3) Independiente del partido político al cual se adscriban. La tierra es una sola y la compartimos. Ante esto todas y todos debemos preocuparnos y actuar.

Les incitamos a salir al campo. Conocer la realidad, la visión y las necesidades de los/as pequeños/as productores de alimento.

Somos quienes estamos todos los días en su mesa, estamos todos los días en la boca de sus hijas/os, somos los/as que estamos todos los días entregando salud mediante la alimentación y la de su familia. Somos campesinas y campesinos que durante siglos cultivamos y resguardamos la producción de alimentos de calidad. Seleccionando y guardando cada temporada la mejor semilla, testigo de la cultura que heredamos, de la cultura que valoramos y cuidamos.

Gracias por su atención y por su voto que será manifiesto de su compromiso con el mundo rural y el desarrollo sostenible.
Especialmente les pedimos y agradecemos por hacer justicia intergeneracional (las futuras generaciones les recordarán esta importante decisión).


Cordial y atentamente,

Valentina Vives Granella
Presidenta
Consejo de Administración
Cooperativa Semilla Austral

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