No se metan con nuestro pan. No al Trigo Transgénico
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Decimos
que no al trigo transgénico
1.
Porque multiplicaría el consumo de agrotóxicos.
Los
transgénicos de tolerancia a herbicidas (y este trigo lo es) multiplican el
consumo de herbicidas. Que los transgénicos no redujeron el consumo de
agrotóxicos (como habían prometido) hoy es obvio. Está claro desde hace 20
años. Cualquiera que quiera entender el problema de las malezas resistentes no
tiene más que mirar los datos de consumo de herbicidas de la Argentina desde
1996 a la fecha: cuesta encontrar datos oficiales actualizados porque los
esconden, pero sabemos que entre 1991 y 2011 el consumo de herbicidas creció
1.279%.
Los
productores sumados al paquete de siembra directa están desesperados por las
malezas resistentes a herbicidas. Algunos sectores empresarios, funcionarios y
del sistema de ciencia y técnica sostienen la mentira de la disminución en el
consumo de agrotóxicos por la difusión de variedades transgénicas. Lo hacen
aunque saben que para eso tienen que mentir y esconder información, porque
todavía hacen negocios millonarios.
Y lo
que es más obvio: esos agrotóxicos quedarían como residuos contaminando los
granos de trigo y sumarían venenos al pan que comemos cada día.
2.
Porque contaminaría todos los trigos
El
trigo se autofecunda en un gran porcentaje pero también se cruza con cultivos
de cercanía, como sucede también con la soja. Los datos científicos hablan de
cruzamientos de entre 1 y el 14%.
Los
empresarios y sus aliados nos explican que no tenemos por qué oponernos, que
"el que no quiera que no adopte la tecnología". Con fundamentos
sólidos podemos afirmar que una vez liberadas las variedades transgénicas en
pocos años se van a diseminar por polinización cruzada y por “bolsa blanca”. Si
esto sucede vamos a estar expuestos a la locura de que nos contaminen los
trigos nacionales y nos puedan denunciar por querer "robarles la tecnología".
3.
Porque es parte de la intención de las transnacionales de imponer su ley de
semillas
Hoy
tenemos un problema grave: ya tiene aprobación de comisiones un proyecto de ley
de semillas que busca limitar el uso propio (utilizar semillas de la cosecha anterior).
Como sucedió hace unas semanas con la soja Enlist de la multinacional Corteva,
las empresas van a usar sus semillas transgénicas para presionar al estado
argentino para que apruebe la ley Monsanto/Bayer de semillas.
Si
frenamos este trigo ganamos una parte de la disputa. Si frenamos la ley
Monsanto/Bayer de semillas no nos van a imponer el trigo, simplemente porque no
lo van a querer difundir por no poder cobrar regalías.
4.
Porque los objetivos que ellos dicen tener de "mejores
productividades" se puede lograr por mejores medios
La
producción de trigo puede ser parte de rotaciones de suelos y de manejos mixtos
con producción ganadera. El trigo como gramínea incorpora materia orgánica y
puede competir muy bien con malezas. También puede ser muy importante para
tener cultivos todo el año, lo cual es muy importante en regiones hoy
inundadas.
Para
las empresas el objetivo es el lucro: hablan de derechos porque suena bien,
pero violan sistemáticamente los mismos derechos que dicen defender.
La
misma FAO acaba de afirmar que “hemos llegado al límite del paradigma de la
revolución verde” y que alcanzar una agricultura sostenible requiere un enfoque
integrado. Los transgénicos son hoy la mejor encarnación del paradigma de la
"revolución verde" y avanzar hacia enfoques integrados es el
principal desafío que hoy tenemos como humanidad.
5.
Porque son parte de la destrucción del sistema de ciencia y técnica que dicen
defender
Argentina
está en un momento histórico en que se profundiza el ataque al sistema científico
tecnológico. El gobierno nacional avanzó en recorte presupuestario del sector
científico, que incluye la privatización de las universidades públicas.
Más
allá de defender lo que hoy tenemos, necesitamos que la ciencia argentina en lo
agrario escuche las voces de transformación y apoye los procesos de
agroecología y soberanía alimentaria que hoy son un hecho. Además necesitamos
ciencia independiente que denuncie el accionar de las empresas de los
agronegocios: en lo sanitario, en lo ambiental y en lo económico.
Rechazamos
la complicidad del sectores científicos que, bajo el paraguas del Conicet, son
socios de las empresas biotecnológicas. Esos académicos tienen responsabilidad
en las consecuencias que sus "desarrollos" producen en los
territorios (más desmontes y afecciones en salud, entre otros).
6.
Porque no queremos consumir alimentos transgénicos
En
Argentina no hay etiquetado de transgénicos. Las empresas del agronegocio y las
procesadoras tienen muy claro que el pueblo argentino no los quiere, no los
elige, y por eso no permiten que se etiqueten los alimentos con transgénicos.
Defendemos la libre elección, informada y desde las subjetividades que cada
sujeto elija, independientemente de los intereses de los compradores globales y
las empresas transnacionales.
La
"equivalencia sustancial" (argumento empresario que dice que un
transgénico es igual a un alimentos convencional) es un mito creado por los
científicos pagados por las corporaciones. Por lo tanto, nada nos garantiza que
el pan que comamos sea el mismo que el de un pan hecho con trigo convencional.
7.
Porque no confiamos en la tranquilidad que prometen Conabia y Senasa
La
Conabia (Comisión Nacional de Biotecnología) recomienda aprobar transgénicos y
el Senasa (Servicio de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) autoriza el uso de
agrotóxicos: son ejemplos de conflictos de interés.
Ambos
organismos están controlados por representantes de las empresas que producen y
venden transgénicos y agrotóxicos.
8.
Porque los transgénicos promueven los monocultivos y éstos degradan los
ecosistemas y la soberanía alimentaria.
Supongamos que el trigo transgénico no fuera resistente al glufosinato y se evite el uso de este agrotóxico. La tan publicitada y prometida "resistencia a sequía" se vende como una ventaja para los productores. ¿Es una ventaja que el trigo transgénico reemplace bosques nativos y cultivos de pasturas para ganado? ¿Quiénes tendrían que decidir ese cambio de uso de suelo?
Los transgénicos agrícolas sirven hoy sólo para generar lucro para unos pocos. No son necesarios para garantizar ningún derecho del pueblo.
Supongamos que el trigo transgénico no fuera resistente al glufosinato y se evite el uso de este agrotóxico. La tan publicitada y prometida "resistencia a sequía" se vende como una ventaja para los productores. ¿Es una ventaja que el trigo transgénico reemplace bosques nativos y cultivos de pasturas para ganado? ¿Quiénes tendrían que decidir ese cambio de uso de suelo?
Los transgénicos agrícolas sirven hoy sólo para generar lucro para unos pocos. No son necesarios para garantizar ningún derecho del pueblo.
Para
avanzar en las transformaciones necesarias el gobierno nacional tiene hoy en
sus manos la Ley de Agricultura Familiar N.º 27.118 y la Declaración de los
Derechos Campesinos de la ONU.
9-
Porque el trigo transgénico ya fue rechazado en el mundo
A
partir del rechazo de diversos sectores vinculados a la comercialización del
trigo en América del Norte (como por ejemplo el Consejo Canadiense del Trigo)
Monsanto retiro en el año 2004 su trigo resistente al glifosato reconociendo
que “como resultado de la revisión de nuestra cartera [de productos] y el
diálogo con líderes del sector triguero, admitidos que las oportunidades
empresariales del trigo primavera Roundup Ready son menos atractivas en
relación con otras prioridades comerciales”.
Es
urgente debatir en profundidad qué modelo agropecuario necesitamos como país y
expresar nuestro rechazo al trigo transgénico.
NO al
trigo transgénico en Argentina
¡No
se metan con nuestro pan!
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