La Crisis Económica y el Plan Nacional de Desarrollo ... continúa el despojo
Apuros sin respuesta
Agoniza el primer semestre del año con graves augurios para el segundo, no se requiere ser pitonisa para ver la evolución negativa de la economía y por consiguiente el crecimiento de la pobreza y la desigualdad, los pocos a los que les va bien no se cansan de alabar el modelo y concluir que no existe mejor mundo que el que viven haciendo caso omiso de la realidad que hay afuera de la puerta de sus lujosos refugios, su existencia es diferente a la de las mayorías y juzgan exclusivamente por la suya; no quieren ver las dificultades que ya comienzan a vivir los cafeteros por el envilecimiento del precio interno del grano o las vicisitudes de los lecheros a quienes las multinacionales transformadores solo les reciben el liquido cuando se les da la gana, pareciera que no se enteraran del despido de cientos de trabajadores de distinto nivel de la industria petrolera que sustrae del mercado a unos otrora pudientes compradores que movían negocios de comercio y servicios en las regiones productoras, en fin una tracalada de sectores económicos deprimidos y arrinconados por las importaciones del Libre Comercio; pero lo más aterrador es la cruel respuesta de los llamados a resolver el problema: las víctimas son señaladas como los culpables de las quiebras y la bancarrota para justificar la imposición de nuevos gravámenes e impuestos a las clases medias y a los opulentos beneficiarios del modelo se les anuncian más exenciones fiscales, normas que los libran de cumplir responsabilidades con sus empleados y con sus usuarios, los exoneran de las obligaciones con la preservación del medio ambiente y en general les ofrecen todo aquello que maximice sus ganancias sin importar las afectaciones a la sociedad colombiana.
El Plan de Desarrollo Nacional que debería llamarse de despojo nacional es una evidencia palmaria de las anteriores afirmaciones al profundizar la apertura de nuestros mercados al capital extranjero, la política energética que se anuncia está plagada de esa filosofía que incluye la aprobación del fracking una práctica para extraer petróleo que ya comienza a cuestionarse fuertemente en los Estados Unidos por las nefastas consecuencias que trae para la estabilidad de las regiones donde se realiza y la pérdida de las fuentes de agua superficiales y subterráneas, la negativa a atender a los sectores agropecuarios que proveen la comida y materia prima a pesar de los enormes subsidios que disfrutan sus competidores foráneos, realidades que mezcladas le meten mucho vapor a lo que se puede comparar como una olla exprés a punto de estallar.
LIBARDO GOMEZ SANCHEZ
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