Coronavirus: Para el Agro mucho tilín, tilín y nada de paletas

A los viejos problemas del agro nacional deben agregarse los nuevos problemas derivados del coronavirus. A la cada día más arrinconada producción nacional agropecuaria deben sumarse ahora las nulas ayudas que este gobierno ha dedicado para atender los variadísimos aprietos que se presentan para campesinos, indígenas y empresarios agrícolas del país.
A las normales dificultades para vender a precios justos, remunerativos y estables sus cosechas, debe agregarse, ahora, que los “Nuevos Héroes” no disponen de transporte para el envío de sus mercancías a los centros de distribución y consumo. Por la pandemia y la inseguridad, aumentada por la cuarentena, el precio de los fletes se ha encarecido. Los camioneros durante estos días de cuarentena no pagan peajes, pero aumentaron sus costos de viaje. Los alojamientos, restaurantes, repuestos o sitios donde arreglar hasta una llanta son escasos. Y los que están trabajando lo hacen a precios superiores. La cuarentena elevó los fletes y, en muchas regiones, hizo que escaseen los camiones. En algunas zonas del país no se atreven a viajar por el temor a ser asaltados.
Por los menguados ingresos de la gran mayoría de la población y por el pírrico subsidio que entrega el gobierno nacional -a quienes perdieron sus empleos o no pueden salir a ganar su sustento- lleva a que el consumo de varios de los alimentos haya disminuido sensiblemente. Así, los colombianos, solo estén comprando comida, lo cierto es que perecederos como la leche, el queso, otros derivados lácteos, la papa, el plátano y varios productos agrícolas más, han bajado de precio para los productores así, en los centros de comercialización, hayan subido los precios a los consumidores. Y, aunque el fenómeno no se presenta en todo el país ni con los mismos productos, lo cierto es que afecta -en unas o en otras regiones- el ingreso de las gentes del campo.
Fenómeno parecido sucede con los insumos para la producción agropecuaria. En diversas zonas del país no se encuentran o se encuentran con alzas superiores al 15, 20 y hasta 25% por encima de a lo que se adquirían antes de la pandemia. Las alzas se explican por la devaluación del dólar y por la escasez de fertilizantes, insecticidas, fungicidas y otros insumos para la labor agrícola. La afectación en la cadena de la importación que, para desgracia de los agricultores, eleva los precios de productos que se podrían producir en Colombia.
Dos asuntos más. El primero es la decisión de modificar la franja de precios y aranceles del área andina para permitir el ingreso al país de dos millones 400 toneladas de maíz amarillo duro, torta de soya, soya y sorgo, con aranceles cero. Estos son productos básicos para los alimentos balanceados del sector pecuario. Todos se pueden producir en el campo nacional, pero, decidieron importarlos. Alegan lo mismo que alegaron -quienes gobiernan al país- desde que implementaron la apertura económica y los “tratados de libre comercio”: disponer de “alimentos baratos”, “garantizar el abastecimiento”. En medio de la crisis siguen beneficiando al capital extranjero y sometiendo a la quiebra y la ruina a los productores del país.
Al no tomar medidas que permitan, con todas las condiciones de seguridad sanitaria, el desplazamiento de los trabajadores que se requieren para recolectar la cosecha cafetera del primer semestre se ve el trato que dan a los cafeteros. “Sálvese quien pueda” parece ser la consigna. Se necesitan 135 mil trabajadores, andariegos -como cariñosamente se les llama- para ayudar a recoger 6 millones y medio de sacos de café. Los andariegos necesitan esos trabajos para sobre vivir y alimentar a sus familias y los caficultores los requieren para salvar la cosecha, pagar las deudas, sostener los cafetales y a sus familias. Sin embargo el gobierno nacional no ha tomado una sola decisión para el traslado de esos trabajadores, sin afectar la salud de estos y sin expandir la pandemia. “Lávese las manos”, “fumigue y desinfecte”, “póngase tapabocas” y tres o cuatro generalidades más que no resuelven el almendrón de la situación: desplazar los trabajadores que, con aceptación de los habitantes de los municipios donde se va a recoger el café y en condiciones de seguridad sanitaria, puedan recoger la cosecha. Otros asuntos deberían tratarse, créditos, deudas, pero, el espacio no lo permite.
Concluyamos que este gobierno es como el dicho aquel que dice: Mucho tilín, tilín y nada de paletas.      
*Artículo de Oscar Gutiérrez Reyes

Abril 27 de 2020

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