Transgénicos en Ecuador
LA NUEVA CONSTITUCION DEL ECUADOR
EL ECUADOR PUEDE SER TIERRA LIBRE DE TRANSGÉNICOSRALLT
En el proceso constitucional que vive el Ecuador, uno de los temas que más discusión ha causado ha estado centrado en torno a la soberanía alimentaria y sobre si se debe prohibir o no los organismos genéticamente modificados. Desde un inicio, la gran mayoría de asambleístas se inclinaron por declarar al país Libre de transgénicos. La problemática de los transgénicos fue tratada por dos mesas constitucionales; la Mesa 5 que trata el tema de la biodiversidad y los recursos naturales, y la Mesa 6 que trata sobre la propiedad y la producción. La Mesa 5 realizó una serie de foros en todo el país, y en todas partes organizaciones campesinas, de pueblos indígenas, consumidores, personas comunes y corrientes pedían que el Ecuador sea declarado Libre de Transgénicos. A estas voces se unieron otras, como un grupo de trabajo sobre temas de salud, organizaciones que promueven el desarrollo rural. Es difícil pensar que otro tema haya tenido tanto unanimidad en la sociedad como este, que veía la necesidad de que el Ecuador se mantenga libre de transgénicos.
PRESIONES A LA ASAMBLEA
Pero la Asamblea recibió una fuerte presión por parte de la industria, especialmente aquella relacionada con la cadena del maíz y la avicultura, porque para ellos es más barato importar maíz subsidiado y transgénico de Estados Unidos, que comprar a los productores Ecuatorianos. Lo mismo sucede con la soya. Este sector está muy interesado en que se legalice la liberación de semillas y cultivos transgénicos, pues la empresa que mantiene el oligopolio de la cadena, PRONACA, es la representante de Monsanto y Bayer en el Ecuador. Dentro de su negocio, se incluye la agricultura de contrato, es decir, entregar a los campesinos semillas híbridas de maíz junto con un paquete tecnológico, y cobrarles con la producción, así el campesino asume todo el riesgo. Pasar de los híbridos a los transgénicos es, en este contexto muy fácil. Pero estamos hablando de introducir en nuestros suelos semillas de maíz transgénico, siendo el Ecuador un centro de diversidad del maíz. Este es un cultivo que tiene más de 5 mil años de historia en nuestro país, pues los habitantes de Valdivia, los primeros alfareros y agricultores de América del Sur, ya sembraban maíz. La biodiversidad de maíz se mantiene hasta nuestros días, y juega un papel cultural muy importante en las comunidades rurales de la Sierra, Costa y Amazonía. El complejo alimenticio maíz, fréjol, zambo de origen muy antiguo se ha mantenido casi inalterable hasta nuestros días. El maíz le da el soporte mecánico que el fréjol necesita, y el fréjol fija Nitrógeno en el suelo, mejorando su calidad. Los tres alimentos constituyen además alimentos complementarios para la dieta campesina. El maíz no es únicamente la base de la alimentación, sino también de la alimentación ritual y festiva. El maíz sirve para todo: para celebrar un nacimiento o un entierro, para elaborar la chicha de las grandes fiestas, para brindar maíz tostado a los visitantes, etc. El maíz está siempre presente en la comida del campesino. ¿Podemos pensar en una chicha de jora hecha con maíz transgénico? Suena a sacrilegio. Esto puede sonar a un absurdo porque el maíz transgénico se usa principalmente para alimentación animal, pero se corre el peligro que, como en México, nuestras variedades tradicionales se contaminen.
EL PAPEL DEL SECTOR ACADÉMICO
Otro sector que ejerció presión fue un grupo de académicos quienes a pesar de no tener la capacidad científica para hacer transgénicos en el país, veían con expectativa su liberación para poder ser contratados como “evaluares de riesgo”, el método de bioseguridad que consideraban que se debía implementar en el país, antes que una prohibición abierta, en un país megadiverso, centro de origen y diversidad de muchos cultivos y autosuficiente alimentariamente en un 85% de lo que consume, de acuerdo a un informe del Colegio de Economistas A pesar de que este sector decía hablar con argumentos científicos, usaban argumentos seudo-científicos para sustentar sus posiciones, como que los seres humanos somos transgénicos porque tenemos miles de cadáveres de virus en nuestro organismo, o que el queso es hecho con cuajo transgénico, y que nos quedaremos sin queso si se declara el Ecuador Libre de Transgénicos, olvidando que el queso tiene 6 mil años de historia y que el uso del cuajo se remonta a la civilización egipcia, y no porque ahora la Pfizer haya desarrollado un cuajo recombinante significa que los campesinos queseros a lo largo del callejón interandino hayan abandonado sus formas tradicionales de hacer queso.
LA ASAMBLEA POR UN LADO, EL GOBIERNO POR OTRO
A esto se suma que dentro del gobierno central hay sectores que defienden y otros que se oponen a la agricultura transgénica. Por ejemplo, con el fin de reactivar la producción, se han identificado algunos sectores que deben ser promocionados, que necesitan nuevas inversiones para acelerar su crecimiento, incluyendo la acuacultura, flores, biocombustibles, silvicultura con madera y muebles, frutas y vegetales procesados, pesca. Para promocionar estos sectores, se ha elaboración un Plan de Desarrollo Productivo y se empezó a crear un instituto de inversión productiva. Ninguno de estos sectores están dirigidos a defender la soberanía alimentaria. Todos se dirigen a la exportación. Por otro lado, el Ejecutivo ha propuesto a la Asamblea un “Mandato Agrario”, a través del cual desea superar la inflación en el sector agrícola en el país. Los planteamientos que van, desde subsidios directos para insumos agrícolas (fertilizantes y agrotóxicos) por 6 meses, y exoneración del 100% de impuestos a los importadores de agroquímicos. Se beneficiarían también de la exoneración de impuestos las empresas agro-alimenticias, si es que estas reinvierten en la producción el 100% de sus utilidades. Se exonera del IVA a insumos agrícolas y todos los bienes de capital, exoneración de aranceles a todos los bienes de capital e insumos productivos que no se producen e el país. Esta propuesta profundizaría el modelo de la Revolución Verde, favorecería a las cinco empresas que controlan la importación de insumos agrícolas en el país, e ignora que el incremento en el precio de los alimentos responde a una crisis estructural mundial, y que para ciertos productos a nivel mundial, especialmente en el sector de los granos, las cosechas están compradas con anterioridad, y por lo mismo, los precios han sido establecidos de antemano.
EL TEXTO CONSTITUCIONAL SOBRE TRANSGÉNICOS
En este contexto, fue difícil llegar a un acuerdo sobre el texto constitucional en relación a los transgénicos. Es por eso que el texto constitucional fue un texto consensuado que dice: “Se declara al Ecuador como país libre de cultivos y semillas transgénicas. Sólo por excepción y en caso de interés nacional debidamente fundamentado por el Presidente de la República y aprobado por la mayoría de la Asamblea Nacional, se podrán introducir semillas genéticamente modificadas. El Estado regulará bajo estrictas normas de bioseguridad el uso y el desarrollo de la biotecnología, así como su experimentación, uso y comercialización”. Se hace una declaración de país libre de transgénicos, pero abre una pqueña puerta a excepciones. Por otro lado, hace un llamado a aplicar normas de bioseguridad para otras aplicaciones de la biotecnología (por ejemplo para bioremediación y medicina).
EL ECUADOR PUEDE SER TIERRA LIBRE DE TRANSGÉNICOSRALLT
En el proceso constitucional que vive el Ecuador, uno de los temas que más discusión ha causado ha estado centrado en torno a la soberanía alimentaria y sobre si se debe prohibir o no los organismos genéticamente modificados. Desde un inicio, la gran mayoría de asambleístas se inclinaron por declarar al país Libre de transgénicos. La problemática de los transgénicos fue tratada por dos mesas constitucionales; la Mesa 5 que trata el tema de la biodiversidad y los recursos naturales, y la Mesa 6 que trata sobre la propiedad y la producción. La Mesa 5 realizó una serie de foros en todo el país, y en todas partes organizaciones campesinas, de pueblos indígenas, consumidores, personas comunes y corrientes pedían que el Ecuador sea declarado Libre de Transgénicos. A estas voces se unieron otras, como un grupo de trabajo sobre temas de salud, organizaciones que promueven el desarrollo rural. Es difícil pensar que otro tema haya tenido tanto unanimidad en la sociedad como este, que veía la necesidad de que el Ecuador se mantenga libre de transgénicos.
PRESIONES A LA ASAMBLEA
Pero la Asamblea recibió una fuerte presión por parte de la industria, especialmente aquella relacionada con la cadena del maíz y la avicultura, porque para ellos es más barato importar maíz subsidiado y transgénico de Estados Unidos, que comprar a los productores Ecuatorianos. Lo mismo sucede con la soya. Este sector está muy interesado en que se legalice la liberación de semillas y cultivos transgénicos, pues la empresa que mantiene el oligopolio de la cadena, PRONACA, es la representante de Monsanto y Bayer en el Ecuador. Dentro de su negocio, se incluye la agricultura de contrato, es decir, entregar a los campesinos semillas híbridas de maíz junto con un paquete tecnológico, y cobrarles con la producción, así el campesino asume todo el riesgo. Pasar de los híbridos a los transgénicos es, en este contexto muy fácil. Pero estamos hablando de introducir en nuestros suelos semillas de maíz transgénico, siendo el Ecuador un centro de diversidad del maíz. Este es un cultivo que tiene más de 5 mil años de historia en nuestro país, pues los habitantes de Valdivia, los primeros alfareros y agricultores de América del Sur, ya sembraban maíz. La biodiversidad de maíz se mantiene hasta nuestros días, y juega un papel cultural muy importante en las comunidades rurales de la Sierra, Costa y Amazonía. El complejo alimenticio maíz, fréjol, zambo de origen muy antiguo se ha mantenido casi inalterable hasta nuestros días. El maíz le da el soporte mecánico que el fréjol necesita, y el fréjol fija Nitrógeno en el suelo, mejorando su calidad. Los tres alimentos constituyen además alimentos complementarios para la dieta campesina. El maíz no es únicamente la base de la alimentación, sino también de la alimentación ritual y festiva. El maíz sirve para todo: para celebrar un nacimiento o un entierro, para elaborar la chicha de las grandes fiestas, para brindar maíz tostado a los visitantes, etc. El maíz está siempre presente en la comida del campesino. ¿Podemos pensar en una chicha de jora hecha con maíz transgénico? Suena a sacrilegio. Esto puede sonar a un absurdo porque el maíz transgénico se usa principalmente para alimentación animal, pero se corre el peligro que, como en México, nuestras variedades tradicionales se contaminen.
EL PAPEL DEL SECTOR ACADÉMICO
Otro sector que ejerció presión fue un grupo de académicos quienes a pesar de no tener la capacidad científica para hacer transgénicos en el país, veían con expectativa su liberación para poder ser contratados como “evaluares de riesgo”, el método de bioseguridad que consideraban que se debía implementar en el país, antes que una prohibición abierta, en un país megadiverso, centro de origen y diversidad de muchos cultivos y autosuficiente alimentariamente en un 85% de lo que consume, de acuerdo a un informe del Colegio de Economistas A pesar de que este sector decía hablar con argumentos científicos, usaban argumentos seudo-científicos para sustentar sus posiciones, como que los seres humanos somos transgénicos porque tenemos miles de cadáveres de virus en nuestro organismo, o que el queso es hecho con cuajo transgénico, y que nos quedaremos sin queso si se declara el Ecuador Libre de Transgénicos, olvidando que el queso tiene 6 mil años de historia y que el uso del cuajo se remonta a la civilización egipcia, y no porque ahora la Pfizer haya desarrollado un cuajo recombinante significa que los campesinos queseros a lo largo del callejón interandino hayan abandonado sus formas tradicionales de hacer queso.
LA ASAMBLEA POR UN LADO, EL GOBIERNO POR OTRO
A esto se suma que dentro del gobierno central hay sectores que defienden y otros que se oponen a la agricultura transgénica. Por ejemplo, con el fin de reactivar la producción, se han identificado algunos sectores que deben ser promocionados, que necesitan nuevas inversiones para acelerar su crecimiento, incluyendo la acuacultura, flores, biocombustibles, silvicultura con madera y muebles, frutas y vegetales procesados, pesca. Para promocionar estos sectores, se ha elaboración un Plan de Desarrollo Productivo y se empezó a crear un instituto de inversión productiva. Ninguno de estos sectores están dirigidos a defender la soberanía alimentaria. Todos se dirigen a la exportación. Por otro lado, el Ejecutivo ha propuesto a la Asamblea un “Mandato Agrario”, a través del cual desea superar la inflación en el sector agrícola en el país. Los planteamientos que van, desde subsidios directos para insumos agrícolas (fertilizantes y agrotóxicos) por 6 meses, y exoneración del 100% de impuestos a los importadores de agroquímicos. Se beneficiarían también de la exoneración de impuestos las empresas agro-alimenticias, si es que estas reinvierten en la producción el 100% de sus utilidades. Se exonera del IVA a insumos agrícolas y todos los bienes de capital, exoneración de aranceles a todos los bienes de capital e insumos productivos que no se producen e el país. Esta propuesta profundizaría el modelo de la Revolución Verde, favorecería a las cinco empresas que controlan la importación de insumos agrícolas en el país, e ignora que el incremento en el precio de los alimentos responde a una crisis estructural mundial, y que para ciertos productos a nivel mundial, especialmente en el sector de los granos, las cosechas están compradas con anterioridad, y por lo mismo, los precios han sido establecidos de antemano.
EL TEXTO CONSTITUCIONAL SOBRE TRANSGÉNICOS
En este contexto, fue difícil llegar a un acuerdo sobre el texto constitucional en relación a los transgénicos. Es por eso que el texto constitucional fue un texto consensuado que dice: “Se declara al Ecuador como país libre de cultivos y semillas transgénicas. Sólo por excepción y en caso de interés nacional debidamente fundamentado por el Presidente de la República y aprobado por la mayoría de la Asamblea Nacional, se podrán introducir semillas genéticamente modificadas. El Estado regulará bajo estrictas normas de bioseguridad el uso y el desarrollo de la biotecnología, así como su experimentación, uso y comercialización”. Se hace una declaración de país libre de transgénicos, pero abre una pqueña puerta a excepciones. Por otro lado, hace un llamado a aplicar normas de bioseguridad para otras aplicaciones de la biotecnología (por ejemplo para bioremediación y medicina).
Comentarios
El problema es que en nuestra sociedad se mal entiende el hecho de participar en democracia y se piensa que el tener boca es razón suficiente para decir lo que sale del estómago con el análisis que eso obviamente implica.
F.
Juan Carlos Escobar
BSc. En Ciencias Biológicas-PUCE
MSc. (C) Microbiología Molecular-USFQ