La justicia francesa anula la moratoria de los cultivos transgénicos
La multinacional Monsanto logró el lunes dar un pequeño paso adelante en su intento de imponer a Francia el cultivo de su maíz transgénico patentado MON810. El Consejo de Estado, la máxima autoridad de la justicia administrativa, aceptó los argumentos que presentaba la multinacional y anuló la moratoria de cultivo de esa semilla comercial que está en vigor en el país. No obstante, el Ejecutivo conservador, bajo fuerte presión de la opinión pública, anunció que retocará de inmediato la legislación para poder mantener la moratoria.
"El Consejo de Estado destaca que el Ministerio de Agricultura no pudo justificar su competencia para adoptar los decretos" que impusieron la moratoria en 2008, explica la máxima autoridad jurídica en su dictamen. Esa ausencia de competencia se debería a que el Ejecutivo francés "carece de pruebas sobre la existencia de un nivel de riesgo particularmente elevado para la salud o el medio ambiente", destaca el Consejo de Estado.
En realidad, los jueces tuvieron que atender un problema técnico-jurídico, pues fue una decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea la que dejó en la ilegalidad la moratoria francesa. El 8 de septiembre de 2011, dicha Corte consideró que los estados sólo "tienen competencia" para suspender el cultivo de transgénicos si "establecen la existencia [] de un riesgo importante para la salud humana, animal o el medio ambiente".
Seguirá la prohibición
Así, basta con que el Gobierno retoque los decretos, de manera que su redacción no entre en contradicción con la legislación europea, para que pueda mantener la moratoria antes de que llegue la nueva temporada de semillas, la primavera próxima. Y es lo que anunció de inmediato el Ejecutivo. Pese a que no es particularmente hostil a los transgénicos, está a sólo cinco meses de las elecciones presidenciales y legislativas. Es más: el propio Nicolas Sarkozy aseguró que mantiene y mantendrá su oposición al MON810.
La actual moratoria se basa en un estudio que vio toxicidad de MON810 en cobayas, y a la fragilidad de esa prueba es a lo que se refirió Monsanto en su recurso.
La Constitución francesa dicta el "principio de precaución" como norma suprema antes de permitir que se difunda una tecnología, cosa que entra en conflicto con la jurisdicción europea. Basándose es ese principio, a las pruebas con cobayas, a los riesgos de polinización cruzada y a una resolución del Alto Consejo de las Biotecnologías que ve "más inconvenientes que ventajas" en el MON810, cabe prever que este siga prohibido en Francia.
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